Parte 12

1.8K 124 63
                                    

Respiré hondo y me encaminé despacio hacia el salón principal; a pocos metros pude ver a Candy que estaba rodeada de algunas mujeres y entre ellas estaba ¿Susana?

Vaya.

¿Cómo podía hacer para acercarme?

Vacilé por unos minutos, pensando en como sacarla de allí, lo que menos quería, era estar con gente desconocida y mucho menos con Susana.

Entonces empezaron a sonar las notas de aquel vals que bailamos por primera vez en el Festival de Mayo, era inconfundible. Ella también lo reconoció al instante y su atención se alejó del cotilleo de esas mujeres y empezó a vagar con sus ojos buscándome.

Nuestros ojos se encontraron y supe lo que tenía que hacer. Me acerqué a ella sin dejar de mirarla.

-¿Me concede el honor, mi lady?

Pregunté acercándome a mi pecosa con aquella sonrisa que solo me salía cuando la miraba, mi mano derecha ligeramente estirada hacia ella y mi mano izquierda puesta en mi pecho, mientras con mi cuerpo hacía una leve reverencia. Un leve murmullo nos rodeó al instante, pero no presté atención a lo que decían, no me interesaba. Ella me sonrió y puso su mano sobre la mía mientras con su cabeza asentía ligeramente con una sonrisa llena de amor.

Tomé su mano con delicadeza y nos dirigimos a la pista de baile con todo el mundo mirándonos, e incluso abriéndose para darnos paso al centro de la pista.

Coloqué mi mano en su cintura y la apegué contra mí con posesión. Mi mano derecha tomó la suya, mientras su otra mano tocaba mi hombro con familiaridad, iniciando el baile a un ritmo suave y relajado, sin dejar de mirarla directo a los ojos.

Poco a poco el resto de la gente fue desapareciendo quedándonos completamente solos, con la música como nuestra única compañía.

-Terry...- en sus ojos brillaba el ternura

¿Era lógico que su voz sonara más dulce que la misma melodía?

-Recuerdas la primera vez que bailamos – no era una pregunta

-Si...

-Me parece estar ahí...- casi lo dijo para ella misma

-En la Segunda Colina de Pony, con Londres a nuestros pies – completé

-Y rodeados de árboles – añadió

-Solos tú y yo – agregué

-Aquella vez fue un poco extraño, era la primera vez que estábamos tan juntos y al principio me mirabas con dulzura, pero luego te enojaste...

Me acordaba porque la miraba con dulzura, era porque acababa de descubrir que la amaba y luego me sale con que estaba pensando en ese tal "Anthony", ¿qué quería? que la felicitara. Pero ya no importaba, ahora estaba aquí conmigo, solo conmigo.

-¿Y ahora cómo te miro? – pregunté interesado

-Con más dulzura que aquella vez – sonrió levemente sonrojada

-¿Tú crees?

-Si

-¿Y por qué te sonrojas?

Ni siquiera acabé de preguntar y su rostro adquirió un tono rosa más intenso.

-Jajaja – reí con disimulo

-No te rías de mi – aseguró avergonzada – Eres un...un malcriado, Terry

-¿Por qué? Solo porque te pregunto porque te sonrojas.

-Por eso no, si no por burlarte de mi.

Rompiendo la DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora