Parte 10

1.9K 116 46
                                    

Manejé por horas por las calles que se fueron volviendo  poco a poco desiertas hasta que me encontré parado nuevamente frente  al Hospital Saint Joseph, ahí se encontraba mi corazón, mi mente, mi  alma, me alegraba saber que ella estaba ahí, cerca de mí.

Cerré los ojos  y mi mente recorrió el hospital, hasta encontrarla dormida, ni yo mismo  me entendía porque me alejé de esa manera tan repentina, pero debía  hacer bien las cosas, tal como lo había planeado durante mi viaje de  regreso.

Respiré honde y me llené de su cercanía antes de regresar.

Al llegar al departamento no me hallaba, me sentía como gato enjaulado, me debatía entre  contarle mi decisión a Albert y no hacerlo, había cosas que me  preocupaban.

-¿Te pasa algo? Estas muy callado – aseguró Albert

-No, bueno si- vacilé, no sabía cómo empezar con la conversación

-Se trata de Candy ¿no? – aventuró

-Si, ¿cómo lo supiste?

-Se te nota en la cara, siempre que es algo relacionado con ella en tus ojos se dibujan corazones, jajaja

-Jajaja, tal vez tengas razón.

-¿Le pasa algo?

-No.   Es solo que he pensado mucho sobre nuestra relación durante mi viaje,  he tenido el tiempo suficiente para aclarar mi mente y mis sentimientos  con respecto a Candy. Descubrí que no me gusta estar separado de ella y  que la amo por sobre todas las cosas del mundo- suspiré -. Creo que ya es hora de  tomar decisiones, quiero pedirle matrimonio.

-Eso  es grandioso Terry, ¡te felicito!- se acercó para darme un fuerte  abrazo, luego me analizó por unos instantes y continuó - Pero que es lo  que te preocupa ¿acoso temes que ella te diga que no?

-No  – sonreí, pondría mis manos al fuego porque su  respuesta sería Si – En realidad lo que me preocupa es que el Tío abuelo  de Candy no me dé su mano, ella aún es menor de edad y necesita su  autorización para casarse.

-En eso tienes razón,  pero hay algo que estas obviando, Terry, tú también necesitas la  autorización de tu padre, tú también eres menor de edad.

Me  sorprendí, no me había puesto pensar en eso. Cuando abandoné  Inglaterra, dejé atrás todo, incluso mi padre, pero aun era menor de  edad para casarme, necesitaba de su autorización escrita, ¿cómo se lo  iba a pedir?, es más, siempre me había preguntado porque no me había  llevado de regreso al colegio, que fue lo que le detuvo.

-No había pensado en eso – medité

-No te preocupes, puedes pedirle matrimonio y esperar a ser mayor de edad.

-No, un año es mucho tiempo, y no quiero esperar tanto – aseguré con pesar mientras llevaba mis manos a la cabeza

-En ese caso, creo que vas a tener que recurrir a tu madre, y hablar con el tío de Candy

-Tío  abuelo – le corregí – Bueno, mi madre es una buena opción, pero no  quiero involucrarla en esto, hablar con el duque no creo que sea de su  agrado, pero en cuanto al tío abuelo de Candy, eso sí es un problema, ni  ella lo conoce, y según me ha dicho, no ha sabido nada de él en meses.

-Pero no hay peor cosa que la que no se intenta, así que ¿por qué no le escribes?

-¿A quién? ¿Al tío abuelo? – pregunté

-Claro y también a tu papá

-A  mi papá no lo creo, no estamos en buenos términos. Es más, nunca hemos  estado bien. Y al tío abuelo como le voy a escribir, cuando vea el  nombre del remitente ni siquiera va a saber quién soy, me gustaría  hablar con él, eso sería lo correcto.

Rompiendo la DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora