Parte 5

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El viento me envolvió en un leve torbellino haciendo que algunos mechones de pelo me cubrieran el rostro, rápidamente los quité de los ojos para no perder ni un solo detalle del ángel que estaba frente a mí.

Estos días habían sido una pesadilla, pero ahora la tenía frente mí y todo mi mundo nuevamente volvía a su órbita. Una tímida sonrisa se dibujó en su rostro al verme salir como un loco por la puerta. Nos miramos por varios segundos sin decir palabra alguna, tan solo llenando nuestros sentidos del otro. En sus ojos había la misma ansiedad que yo sentía, pero eso no bastaba, debía romper la distancia que nos separaba.

-¿Llevas mucho rato aquí? – "¿qué estúpido como dije eso?", pero mi mente estaba en blanco, no se me ocurría nada más que decir.

Di tres grandes pasos hasta estar a medio metro de ella, pude percibir su inconfundible olor a flores. Cuanto había extrañado ese olor, esos ojos, esas pecas.

-No mucho – respondió nerviosa bajando la mirada al piso

Quería darme de golpes contra el cemento, hace unos minutos quería decirle mil cosas y justo ahora no tenía nada sensato que decir, es más, no pensaba solo sentía la necesidad de abrazarla.

-¿Estabas ocupado? – preguntó con recelo

-No, para nada.

¿Qué me pasaba? Este no era yo. Me sentía cohibido y a ella parecía que se le habían comido la lengua los ratones por que casi no hablaba, algo raro en ella. El viento nos envolvió nuevamente y se divirtió con nuestro pelo.

-Te queda muy bien ese color, quiero decir el vestido – quería ser atento con ella pero solo conseguía delatar mis nervios.

-Ah este, me lo regalaron Stear y Archie, seguro que Annie los ayudó con la talla – miró su vestido y se sonrojó levemente, estaba más nerviosa que yo.

-¿Y por qué no estás con el uniforme?, bueno es decir, como hoy es jueves y tu siempre usas uniforme entre semana – solo alcanzaba a decir tonterías

-Es que hoy me dieron el día libre, porque hice doble turno.

No lo podía creer tenía el día libre y yo aquí perdiendo el tiempo como un idiota en lugar de aprovecharlo con ella.

No había porque darle más largas al asunto, estaba dispuesto a implorar si era necesario, no la dejaría ir sin arreglar las cosas, como debía haberlo hecho desde el domingo.

-Candy

-Terry

Dijimos los dos al mismo tiempo, sonreímos por la coincidencia.

-Adelante

-No, tu primero

Volvimos a decirlo al mismo tiempo, ahora soltamos una risa más abierta.

-Las damas primero – dije con genuina cortesía

-Bueno...yo – estaba nerviosa y se mordía el labio inferior y yo lo único que quería era besarla, ese gesto me estaba enloqueciendo.

Deseaba leer lo que pensaba a través de sus ojos, pero apenas y me sostenía la mirada. Me debatía entre dejarla continuar o no, ella había dado el primer paso viniendo hasta el teatro o tal vez solo lo hizo porque quería terminar. Un miedo monstruoso me invadió en segundos, donde estaba el orgulloso hijo del duque de Grandchester, aquel que no tenía miedo a nada ni a nadie, aquel al que todo le valía un rábano. ¿Dónde? me pregunté.

-Es que creo que exageré un poquito las cosas el domingo pasado. – su voz era solo un murmullo y yo luchaba por entenderla.

Mi cerebro procesaba sus palabras a una velocidad muy lenta, para las ansias que tenía, pero entonces la calma empezó a dar alivio a mi atribulada alma.

Rompiendo la DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora