CAPITULO 5

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Hailee steinfeld - Most girls

Nuestro beso se ve interrumpido cuando las puertas del elevador se abren y los empleados fijan sus miradas en nosotros, me muero de la vergüenza debo tener las mejillas del color de un tomate, así que lo único que hago es acomodar mi vestido junto...

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Nuestro beso se ve interrumpido cuando las puertas del elevador se abren y los empleados fijan sus miradas en nosotros, me muero de la vergüenza debo tener las mejillas del color de un tomate, así que lo único que hago es acomodar mi vestido junto a mis cabellos que lucen desordenados y salir de allí sin hacer contacto visual con nadie.

¿Porque me suceden estas cosas a mi? oh Dios, ¿que tienen contra las rubias...

Avanzo rápidamente sin saber a dónde carajos me dirijo, solo siento sus pasos detrás mío pidiendo que me detenga, así que lo hago y me introduzco junto a él en la oficina.

- Dalila yo...

- Discúlpame por actuar como una desquiciada dentro del elevador.

- Discúlpame a mi por lo que sucedió - se acomoda la corbata y da un largo suspiro dejando a un lado su portafolio.

- Zeus yo soy solo tu asistente y creo que no es bueno que los demás crean que existe algo entre los dos.

- No mentía con lo que te dije en el elevador, pero supongo que no fue la mejor forma de actuar, discúlpame pro mi falta de principios.

- Está bien - susurro mientras me acerco a sacar los informes de la caja de debajo del escritorio.

- Dalila esto es para ti - Zeus me extiende una caja que al parecer contiene un teléfono móvil.

- Te dije que no era necesario - decido regresarle la caja en sus manos.

- Es necesario que tengas uno, sobre todo si necesito comunicarme contigo para algo relacionado a las empresas o a las reuniones agendadas, considéralo como parte del trabajo.

Doy un largo suspiro y saco el móvil de su empaque. Madre mía el iphone plateado último modelo brilla desde el interior de este.

- Esto es mucho - digo avergonzada nadie había tenido esa especie de consideración desde lo de mi padre y tampoco quería que los demás pensaran de mi de manera equivocada como ya lo hacían todos.

- Por mi no existe ningún problema, ahora necesito que me hagas un gran favor, ¿podrías encargarte del evento podrías ser la organizadora de el?

- Claro, lo hare con gusto.

- Muy bien, entonces creo que estarás algo ocupada con los últimos detalles del evento, quiero que por favor recibas a los invitados a mi lado.

- Lo hare, puedo empezar ahora mismo si deseas

- Claro - salgo de allí camino a mi cubículo y las empleadas se miran entre si rumoreando palabras.

No hace falta que lea las mentes para saber qué es lo que piensan las chicas en ese instante, después de ver tan bochornosa escena, es obvio que piensen que soy una desvergonzada por tratar de meterme con el jefe, pero a la larga no me interesaba, estaba acostumbrada a que la gente pensara tanto de mí que ya me daba igual lo que pase por sus mentes.

PLACER GRIEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora