CAPITULO 30

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Capital letters - Hailee Steinfeld

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Capital letters - Hailee Steinfeld

Me despierto en la habitación sintiéndo que todo me da vueltas, es peor que eso. Siento que me han golpeado fuertemente porque no hay parte de mi cuerpo que no duela.

Encuentro en una esquina a Zeus con la vista clavada en la nada. Luce enojado.

- ¿Qué..

- Antidepresivos - responde molesto, - Debiste decirme de ello.

- Lo siento - susurro mientras me acomodo en las almohadas.

- El médico te ha examinado tienes anemia, recomendó llevarte a un centro clínico para que puedas recuperarte.

- No quiero ir a internarme  en un hospital.

- No estoy consultando el si deseas hacerlo, es por tu salud que se va tomar la recomendación del doctor Dalila. Ha sido mi culpa, descuide tu salud.

- Fue mía debí decirte que no me estaba tomando bien nuestra separación.

Zeus se acerca hasta donde estoy y se hace a un lado mío mientras me abraza.

- Quiero que mejores, me aterré al encontrarte tirada en el suelo. Estábamos muy preocupados por ti.

- Hay algo que me asusta más, Calipso y Luciano están juntos, ellos planean algo, los vi en el jardín.

- Pude verlo por las camaras, sin embargo no pude hacer nada, ya se habían marchado cuando intente detenerlos. Di aviso a la policía de que son cómplices.

- Jamás había sentido que mi vida estuviera en riesgo, es decir...Luciano ha conseguido entrar a la casa, tengo miedo de que la próxima vez lo encuentre en nuestra habitación.

- Si mis hombres no pueden hacer nada para proteger a mi esposa, yo me convertire en el guardaespaldas de mi esposa.

- Zeus.. por favor - tomo su mano intento calmar sus ánimos.

- Debemos ir a la clinica, estas muy débil y no quiero que recaigas.

- Esta bien, aceptaré que me intenten.

Debia admitir que la idea de estar tres días en un hospital no eran de mi total agrado.

Pero había enfermado tanto, que ni siquiera era consiente de lo débil que estaba. Pasar esos días en el hospital con miles de medicamentos, inyecciones, hasta pastillas amargas se habían convertido en un perfecto infierno.

- Te pondrás bien - es lo único que menciona cuando está a mi lado.

- Ya llevo tres días aca, prometiste llevarme a casa.

- El médico quería hacer unos exámenes primero, y descartar que puedes volver a recaer.

- Vale - ruedo los ojos.

PLACER GRIEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora