Por una venganza Zeus Areleous decide buscar a la candidata perfecta para ser su esposa, y así vengarse de la mujer que años atrás le rompió el corazón convirtiéndolo en el hombre frio, arrogante y poderoso que es.
La familia Areleous es una de las...
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Sia - Helium
Había tomado la mejor decisión, estar ahora camino a las islas de Mykonos lejos de Luciano se había convertido en mi mejor boleto de salida. Fingir mi muerte y que él creyera todo, así la policía podría capturarlo y las nadie estaría en riesgo. Había pensado muchas veces las opción, sabía que Zeus estaría destruido, que Alessandra lo estaría, que toda la familia estaría desecha. Pero solo había pensado en lo mejor para mí, para el bebé y eso era estar lejos por ahora del peligro.
Tenía muy bien pensado lo que haría una vez pasara un poco el tiempo, el necesario para enviarle una carta a Zeus en el que le explicara todo. No podía hacerlo en este momento, no cuando aún Luciano no se convenciera de la mentira.
Cuando por fin llego a la isla de Mykonos una no muy lejos de allí, decido buscar un lugar donde pasar la noche. El viaje me había causado malestares, y no me sentía bien en es instante. Así que cuando visualizo un pequeño hotel de paso me acerco a recepción pidiendo información.
- Hay una habitación disponible en el segundo piso – la anciana que atiende el lugar sonríe cuando me ve entrar con la pequeña maleta.
- No importa solo necesito un lugar donde pasar la noche.
- ¿Con que nombre quiere que la registre señorita?
Me quedo unos segundos pesando.
- Hera, Hera Megalos.
- ¿Hera? – Enarca una ceja y sonríe graciosa, - Como la esposa de Zeus.
- Si – susurro, - Como la esposa de Zeus.
Oh dio perdóname Zeus, es lo único que pude hacer para que las cosas para ambos fueran mejor, si me iba con el a otro lugar Luciano nos seguiría y estaríamos de nuevo en riesgo.
- Sígame – la anciana sale de allí mientras me conduce a la habitación situada en el segundo piso, coloca la llave en la cerradura y deja ver una habitación pequeña con lo esencial. Una cama, un pequeño armario y una ventana con vista al mar, - El desayuno se sirve a las seis y media.
- Gracias – respondo mientras dejo a un lado mi equipaje.
- Como guste.
- Espere.. ¿Tiene algún teléfono disponible? Necesito hacer una llamada.
- Si por supuesto, está en la recepción. Puede utilizarlo cuando quiera.
- Bajare en un momento.
A la única persona que se me ocurre llamar es a mi madre, ella comprenderá, no quiero que se lleve la noticia de mi muerte de esa forma, terminaría de nuevo en un hospital psiquiátrico. Es mejor que ella sepa la verdad.
Saco mis cosas del equipaje y la guardo en el pequeño closet de madera pintado en un color verde menta.
- No te preocupes hijo, volveremos y las cosas van a ser mucho mejor que antes – respiro profundo, jamás había tomado una decisión tan difícil en mi vida. Jamás me había dolido hacer algo como ello.
