CAPITULO 35

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Sia - Dressed in Black

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Sia - Dressed in Black

Ni siquiera me molesto en moverme de mi posición porque estoy cómoda, estoy disfrutando lo que por todo este tiempo se ha hecho una eternidad estoy disfrutando estar rodeada por sus brazos. Por las cálidas caricias que ofrecen las yemas de sus dedos por cada parte de mi piel.

- ¿Leíste la carta..

Asiente con la cabeza.

- Le he leído - susurra.

- No hay palabras suficientes para disculparme por lo que sufriste sin estar conmigo - un nudo se crea en mi garganta.

Imaginarlo allí en medio de todo ese caos, con todos sus sentimientos a flor de piel y el odio corriendo por sus venas no me hacen sentir bien.

Yo la había pasado fatal, esas dos últimas semanas antes de que la oficina de correos abriera se habían convertido en mi propio tormento. Sola en esa habitación, inmersa en mis propios pensamientos, en mi propio dolor, lejos de Zeus. Lejos de quien nunca debi separarme.

- La pase muy mal, el inframundo no es nada comparado a lo que estaba sintiendo sin ti a mi lado, pero cuando leí la carta, pude ver tú sinceridad en cada una de esas palabras, mi rubia pecosa nunca me abandonaría - me aprieta más a su pecho.

- ¿Cómo lo sabes? - inquiero a su pregunta.

- Lo prometiste - susurra a escasos centímetros de mis labios y quemándome con su aliento.

Paso mis manos por su mejilla y me detengo en su barbilla.

- Luzco desastrozo "Como un vagabundo", es lo que ha dicho Agapios - me regala una pequeña sonrisa.

- Te ves más varonil - mis dedos se enrrollan a su cabello masajendolos,- Debo admitir que estaba aterrada con tu reacción, asustada y con mis piernas temblando.

- Conoces muy bien a tu marido - me reta con la mirada.

- Dime que no has golpeado a Eros - me levanto de mi posición y lo encaro.

Tal vez conmigo no haya reaccionado como el hombre al que esperaba encontrarme al conocer la verdad, de hecho me ha sorprendido con su autocontrol.

Pero sabía que no actuaba de esa forma con Eros y no sólo con él, con cualquier persona que intentara hacerlo cambiar de parecer, hacerlo entrar en razón. Terminaba actuando como una fiera desbocada.

- Pensé que me estaba jugando una broma - se encoje de hombros. Me sorprende la tranquilidad con la que lo dice.

- Entonces si lo has golpeado - frunzo el ceño molesta, - Mira que si eres un cabeza dura.

- Tu eres la voz que me calma - me jala del brazo y me hace caer tumbada encima de su pecho, - Tu eres más fierecilla que yo.

- ¿Fierecilla?

PLACER GRIEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora