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Entonces...

Saldría por la ventana. Un clásico.

Sin hacer ningún ruido, me aseguré de que mi hermano estuviera lo suficientemente distraído como para no perder la guardia en el televisor.

Antes de irme, cerré con seguro la puerta. Puse un poco de música, no tan alto. Y me marché. No es nada difícil salir desde la ventana, lo he hecho varías veces, cuando me reúno con Jungkook.

Salí por la ventana, con sumo cuidado para no caer, puse un pie fuera, y baje lentamente hacia al patio trasero. Y lo logré con éxito.
Pensé que Nayeon estaría abajo pero no la veía por ninguna parte. 

Carajo.

—Podrías meterte en serios problemas sí te descubren que te escapaste de casa.

No pensaba voltear, sabía perfectamente que era él. Su voz, logra erizarme la piel y hacer que mi corazón palpitara con demasía. Me estremecí por completo cuando escuché pasos aproximándose a mí, comencé a alejarme de donde me encontraba. Lo ignore.

—No es seguro que una chica se vaya de casa sin pedir autorización de un mayor. No sabes los peligros que hay...

Nuevamente volvió a hablar, y aún acercándose a mí. Aparte de un pervertido, resultó ser un acosador. Maldición.

No hubo respuesta de mi parte.

Caminé sigilosamente hasta la entrada de mi casa tratando de ser sumamente cuidadosa para no ser descubierta por Tae, y haciendo caso omiso al llamado del señor Min. Lo peor del todo es que no encontraba a mí amiga por ninguna parte.

—No vas a responder...

Y finalmente me sujeto del brazo, acercándome a su cuerpo. Haciendo que nuestras miradas chocaran, nuevamente pude apreciar sus lindos ojos marrones. Sus ojos miraban con atención mis labios, como si fuera la cosa más interesante del mundo. Sentí su respiración muy cerca de mí, por obvias razones... Sus manos se encontraban sujetando mi cintura de una manera un poco posesiva.

Atrevido.

Cuando me dí cuenta en que situación me encontraba, reaccioné.

—¿Que hace? —pregunté con inquietud y traté de separarme de él.

—Solo estoy apreciándote. —dijo con tranquilidad.

—Déjeme en paz... O no sí...

—¿Gritarás? —arqueó una ceja y su voz se escuchaba más astuta que nunca. —No estoy seguro de que eso funcione, se supone que nadie debe enterarse de tu escape, pequeña flor.

—No, yo no... Esperé, ¿cómo sabe que yo-?

—Dime, salirse por la ventana a las seis de la tarde ¿no es sospechoso?

—Da igual, solo alejese de mí.

Él me soltó de su agarre y miró con atención mis ojos. Lo cuál me provocara un inmenso sonrojo por todo el rostro como Nayeon hace unos momentos. ¿Que está pasandome?

Pasó una mano por mi cabello, colocando un mechón detrás de mi oído. Y sonrió de lado. Joder, sentí una sensación muy extraña retumbar por mi cuerpo como sí existiera algún tipo de reacción ante su contacto. Su mirada es intimidante, quizá sea eso lo que me provoca inquietud.

—¿Alejarme de tí? —preguntó, acercando su rostro al mío. Lo peor de todo es que me quedé estática en mi sitio –de pie– solo dejándome llevar. No estaba usando el sentido de la razón, seguramente. —Lo veo imposible.

𝓓𝓪𝓭𝓭𝔂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora