La fría corriente del viento nocturno recorría todo mi cuerpo, provocándome escalofríos y que mis dientes se golpearan sin cesar.
Me senté en el pórtico, dejando que el frío de aquella oscura tarde-noche me consumiera por completo. Dejé recostar mi cabeza en mis rodillas abrazándome a mí misma.
Con solo un suéter largo cubriendo mi cuerpo estaba esperando.
Las luces de aquél carro deportivo color gris se aproximaban rápidamente. Chille de felicidad cuando por fin se detuvo. Esbocé una sonrisa cuando lo ví descender del vehículo.
A pasos lentos, caminó hacia mí.
—Buenas noches.
—Hola.
—¿Que haces aquí? —inquirió, frunciendo el entrecejo. —Puedes resfriarte pequeña.
—Vine... Por un poco de... azúcar —esbocé una sonrisa cuando tomó mi mandíbula con sus dedos para que pudiera verlo a los ojos.
—¿Azúcar? —rió—, ¿Estás segura que solo quieres eso?
Asentí sin despegar mi mirada en ningún momento. Parecería que en ese instante estuviera hipnotizada ante sus encantos. Mi corazón comenzó a latir con frenesí al momento de verlo sonreír de lado.
—Ponte de pie —jactó. Y yo me levanté de inmediato, sumisa.
Me paré y ladee la cabeza para que el pudiera hundir su rostro en mi cuello, lo cuál lo hizo casi de inmediato. Ahogué un gemido cuando sentí la punta recorrer mi cuello y después mis clavículas. Sus manos se posaron en mi cintura y la apretó un poco.
—Te daré lo que necesitas allá dentro —susurró.
Intercambiamos miradas por unos instantes y mi sonrisa se amplió más de lo debido. Puede jurar que mis ojos brillaban más que nunca.
Cuando tuve la oportunidad, pasé lentamente mis manos por su pecho, que subía y bajaba sin control, como si hubiera corrido por kilómetros sin ningún tipo de descanso. Bateé mis pestañas un sinfín de veces en señal de coqueteo y nuevamente lo ví sonreír.
—Muero de frío aquí adentro. Vamos —le dije acercando mis labios con los de él para poder sentir una vez más aquellos labios que me hacen perder la cordura.
—Estoy tan estresado ahorita...
—¿Hay algo que pueda hacer ahorita?
—Bésame —ordenó —bésame ahora. Maldita sea.
El beso poco a poco fue aumentando y nuestras lenguas tomaron un papel importante en el, como sí se estuvieran conociendo por primera vez. Jugueteando entre sí.
Nos distanciamos un poco para que él pudiera abrir la puerta y avanzar hasta cualquier parte en el interior de la casa. Me acorraló a la fría pared más cerca y siguió devorándome a besos. Besos tan lascivos que emitían sonidos obscenos.
Con una mano agarró mi muslo y lo colocó a la altura de su cintura y después el otro. Todo eso lo hice sin despegar sus labios de los míos en ningún momento.
Impresionantemente me llevó hasta la habitación.***
Me dejó caer en la cama, antes de que pudiera protestarle por dejar de besarme. Por qué sí, me volví adicta a ellos desde el primer día que los probé.
—Me tienes tan mal, princesa —confesó cuando separó mis piernas para poder estar en medio de ellas.
Me mordí los labios tan fuerte que me gruñó.
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𝓓𝓪𝓭𝓭𝔂
Fanfiction✨ Después de ver a su vecina desnuda a desde su ventana, Min YoonGi se dará cuenta que aquella joven sería la indicada de saciar aquellos actos impuros, que solo él sabe hacer. ATENCIÓN: está historia la escribí por allá del 2018 (creo) por lo que h...