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Jimin cerró la puerta con seguro y se giró a la chica. —Necesito que me escuches —Le miró atento. —Te sacaré de aquí pero me tienes que ayudar —Ella empezó a asentir y llorar, él le calló. Jimin sacó su navaja y la soltó con rapidez, después le quitó la mordasa sin antes pedirle que no hiciera algún ruído. —Bien... —Lo abrazó en cuanto estuvo suelta de todo. Jimin aun que quería sentir ese abrazo por más tiempo, la dejó libre para que se cubriera mientras él iba a la pared y buscaba un borde.
—¿dónde estas? —Susurraba. —Si, si ~ —Había una ventana que ocultaba el menor con un pedazo de madera del mismo color que la pared, era bastante difícil de distinguir cuando todo la casa es de madera.

Jimin miró a la chica y le dijo que se acercara, ella lo hizo. El chico la tomó de los hombros. —No hagas ruído, esperame cuándo estés afuera. Que nadie te vea. —Asintió. Jimin la tomó de la cintura y le ayudó a salir. Una vez estuvo afuera, él rebuscó entre el buró de su amigo y tomó de ahí un frasco. Salió de la habitación y se encontró con la chica recargada en la pared. —Avanza hacia allá atrás —Ella entendió y con Jimin detrás avanzaron los dos. En la esquina de la casa ella se detuvo. —¿Qué sucede? —Un hombre alto de cabello verde con un cigarro en los labios, había aparecido frente a ellos. El hombre sacó de sus labios aquel cigarro y expulsó el humo en la cara de la chica, Jimin sacó el frasco y roció en una tela.

—Vaya joyita, Jimin. —Sonrió mostrando sus dientes blancos. —Espero que sepas en que te metes.
—Antes de que la chica retrocediera le tomó de los hombros y mirándo sus ojos con tal miedo le dijo:
—Dulces sueños, bella.

El menor puso la tela tapando su boca y nariz, dejando que la chica respirara todo el cloroformo hasta quedar dormida. Jimin miró como el sujeto cargó a la chica y avanzó con ella hasta una camioneta negra. Miró hacia atrás pensando en su mejor amigo, si bien ambos habían compartido varias cosas desde la infancia no le impedía disfrutar ahora una última cosa del chico.

—Tahyung —Susurró. Escuchó su nombre desde atrás y dejó su navaja en el piso, enredada en la tela que antes había utilizado para la chica. A lo lejos, cuándo él estaba a punto de subir a la camioneta, se pudo escuchar los gritos del menor. Sabía que estaba enojado y no se quedaría ahí basta que el chico tomara fuerzas para ir a buscarlo. Seguro él y T/n estarán lejos de Kim cuando se prepare para salir de su casa.

Jimin oía al sujeto de cabello verde parlanchear, pero él simplemente estaba mirando a T/n a su costado pensando en lo que ha hecho. El movimiento brusco de la camioneta parando le hizo volver en sí.

—¡Idiota fíjate antes de cruzar! —Le gritó a un hombre con la cabeza gacha. —¿Estas ciego? —Jimin se asomó y agachó tan pronto como vio al sujeto que estaba parado a media calle. Jeon no lo alcanzó a mirar. —Ese idiota se cree de goma... —Dijo entre susurros el piloto. Avanzó nuevamente una vez que Jeon se quitó y sin mirar atrás caminaba en la banqueta.

Jimin recargó su espalda y dio un suspiro, sería un viaje y lo que menos quería era pensar en esos momentos. Decidió cerrar sus ojos y dormir. El hombre, quién se llama Kim Namjoon, lo miró una vez que el semáforo indicaba el alto. No sabía que tratos había hecho su jefe pero había algo en ese chico y esa chica que no le gustaba para nada. Tendría que esperar hasta llegar al Santuario y averiguar un poco.

STALKER [K.T] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora