[12]

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—¡Jiminah! —Gritó T/n desde el jardín. Él fue tan pronto como pudo y se encontró con un hombre en la puerta, tenía una enorme cicatriz en el rostro y usaba ropa olgada, boina y un cubrebocas.

—¿Si? —Le preguntó Jimin. T/n detrás con la ropa mojada y un poco sucia era observada por el sujeto. —¿Disculpe? —El hombre se giró a Jimin.

—Me dijeron que por aquí hay un sitio donde hacen ropa a la medida —T/n giró enseguida y asintió. Jimin la detuvo antes de que avanzara más al sujeto. —No tengo mucho dinero, entonces dijeron que lo hacen a bajo costo. —La voz se escuchaba áspera, gruesa, como si estuviera la garganta dañada.

—¡Si! —Señaló T/n. Ella hacía ése tipo de trabajos, le encantaba y así podía ayudarle a Jimin a mantener el hogar.

—¡No! —Jimin interrumpió. —Ahora ella está en descanso.

—Eh...

—Debes guardar reposo amor, debes atender al bebé —T/n ladeó la cabeza, el hombre asintió.

—Está bien, comprendo. —Se giró para comenzar a caminar.

Una vez estuvieron los dos solos, Jimin tomó a T/n del brazo con brusquedad y la llevó dentro de la casa. Ella le decía que no fuera brusco porqué la lastimaba.

—¿Cuantas veces te tengo que decir que no hables con extraños? —Alzó las cejas, sus ojos estaban fijos en ella. T/n agachó la vista. —¡Maldita sea! —El chico le pegó a una mesita con fuerzas, haciendo que un florero cayera y se quebrara contra el piso.

—¡No! —Exclamó ella cuando vio esto. Jimin salió por la puerta principal después de tomar un abrigo. —Tu me lo regalaste —Dijo sin que él escuchara. —¡No te vayas!

Jimin abrió el portón y se fue sin pensarlo. Cada que T/n le desobedece prefiere estar lejos de ella, púes aún no supera su etapa de abusos contra mujeres, y lo que menos quiere es hacerle daño a T/n. Al amor de su vida.

T/n tomó en sus manos las piezas del jarrón y lo llevó a la mesa. Buscó en la alacena algo para arreglarlo, volvió y empezó. T/n escuchó la puerta del portón cerrarse y sonrió.

—Jimin —Susurró. Miraba la puerta con una sonrisa, esperando que él entrara. Pasaron unos cuantos segundos y no se habría. —¿Jiminah? —Ella bufó y sacó una pequeña risita. —Te olvidaste las llaves de nuevo... —Silencio en cuanto pudo ver quien era. Ese mismo hombre. —¿U-usted de nuevo?

—Señorita, de verdad necesito conseguir ropa barata. ¿Podría ayudarme? —Se quitó el cubre bocas, ella pudo ver completamente su rostro, incluso su larga cicatriz. Aun que su aspecto era misterioso y frío, T/n no temía. —Sólo ésta vez, juro no volver a molestar... Por favor —Dijo cuando ella no respondía.

—Pase.

STALKER [K.T] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora