Epílogo

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Habían pasado tres semanas.

Estaba tomando un chocolate caliente afuera de su casa, a su lado estaba un pequeño cuaderno con unos cuantos garabatos, nada con importancia desde su punto de vista.
La banqueta en la que estaba sentado estaba húmeda aún, por la lluvia de hace más de media hora, incluso empapado, disfrutaba del aíre fresco que removia su cabello oscuro y largo. Sus ojos se abrieron tan grande al escuchar una voz conocida. Viró los ojos y se incorporó para entrar a su casa.

Taeha fue más rápido que él y también no podía resistirse a una mirada tan brillante como la tenía aquella niña.

—¡Hola amigo! —Sonrió, uno de sus dientes había caído. —Se me cayó un diente y la ratita a ido a recogerlo. Ahora tengo cinco dólares... pero no se que hacer con ellos.

Un puchero bastante lindo se mostró ante él y no tuvo otra elección más que reír dulcemente a ella.

—Hay un parque cerca al que le encanta ir, y...
—Taehyung se giró hacia ella, su mirada seria se mantenía puesta en su rostro, que sonreía  paciente a su respuesta. Prosiguió. —Taeha quería verte.

—No puedo creer que tengas la decencia de venir aquí aún sabiendo mis sentimientos. Parece ser que no te importa.

—Sí me importa. —Vió de reojo a su hija. —¿Podemos ir al parque? Está impaciente por jugar.

Él bufó exhausto, asintió. Estaba bien hablar con ella y arreglar las cosas en cuanto se pudiera. Estaba dispuesto a entregar de todo si ella también lo deseaba, pero también, podía dejar de buscarla si ella así lo quería.

El parque estaba solo, Taeha brincaba en charcos o subía a un juego. La niña se divertía y se veía muy linda con el impermeable amarillo. Sus gritos de diversión se escuchaban de fondo a la conversación que tenía su madre y Taehyung, en una banca antes limpiada por ambos.

Detrás de ellos, un arbusto que goteba pequeñas gotas de lluvia. Un paraguas en las piernas de la mujer y su vista hacia al frente, observando a la pequeña.

—Cuando tenía la edad de Taeha, soñaba con un príncipe apuesto e inteligente que me desposaba. Una boda pequeña, pero atractiva para cualquiera... —Estaba por rechazarlo nuevamente ¿Entonces por qué se detiene y no lo hace de una vez? —Mi madre me dijo que podría vivir hasta anciana junto a un hombre que me amase, incluso más de lo que yo, —Algo húmedo cae de sus ojos y recorre su mejilla. Ahí es cuando el chico recurre a acercarse, por lo menos para darle seguridad. —Tengo un matrimonio el cuál cada día está peor. Supongo que la gente se cansa de probar una sola cosa, por lo que recurren a buscar en otros sitios. No lo culpo, me he vuelto horrible, mi cuerpo no es el mismo después de tener un hijo. Pero no importa por qué ése angelito crecerá y será muy feliz.

Sorbió la nariz. Arrastró sus manos por su rostro húmedo y quitó algunos rastros. El hombre a su lado le veía con ojos tristes, el cuerpo le hormiguea.

—¿Por qué te atormentas así T/,n? No soy quién para hablarte de amor, sin embargo, si él no te hace feliz...

—Eres un gran hombre Taehyung. —Ahora sus ojos lo miraban sólo a él. Se mareó de tal fuerza en su mirar. —Quiero decirte, antes de irme, que no he dejado de amarte, ni dejaré de hacerlo —Pensó en tomar sus manos con suavidad y acercarlas a sus labios para besar con cariño y nunca más dejarla ir.

—No te vayas, quedate en casa. Yo puedo cuidar de las dos.

Una sonrisa triste, una mirada fría. Un manojo de sentimientos estaba rodeando su espacio. Quería saber todo, quería que ella dejara de hablar y comenzara a actuar.

STALKER [K.T] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora