Berlín, 1550
Marcus observsba con gran aburrimiento la escena que se desarrollaba delante de él. Desde la llegada de los gemelos, él y sus compañeros habían dejado de ir a las misiones. Marcus estaba tranquilo hasta que Aro lo había molestado para ir a controlar un aquelarre bastante problemático. Aro sabía que los gemelos estaban preparados para cualquier tipo de misión, sin embargo, el prefería encargarse personalmente de está delicada misión.
Se encontraban en un bosque, ocultos por los frondosos arbustos, únicamente iluminados por la luz de la luna. Delante de ellos se encontraba una vampiresa de mediana edad en medio de una orgia, dandose un festín con un grupo de hombres menores a treina años. La vampiresa estaba en ropa interior, seduciendo y alimentándose de los hombres a gran velocidad. Caius hizo una mueca al ver el espectáculo mientras Marcus bostezaba con aburrimiento.
–¿Para esto vinimos? Alec y Jane podrían encargarse de esto.
–Es una situación delicada —respondió Aro–, sobretodo por Jane. Ya reaccionó mal con Renata, no quiero imaginar lo que pueda pasar ahora.
–¿Ahora? –Marcus alzó una ceja y lo miró sin comprender.
–Hay una vampiresa sumamente atractiva, ella puede atraer a las personas. A simple vista es inofensiva, pero puede ser un poco peligrosa con un uso inadecuado de su don. Temo que Alec pueda caer bajo sus encantos y que Jane la torture por celos, por eso Caius y yo decimos que lo mejor era venir.
–Si es tan atractiva como dicen, nos podría pasar lo mismo que a Alec.
–Para eso estas aquí –Caius palmeo el hombro de Marcus con una sonrisa extraña–. Eres un amargado y reprimido, tú jamás caerias bajo los encantos de una bella sirena, si Aro y yo caemos, tú terminarás la misión.
Marcus rodó los ojos y siguió contemplando la orgia de la vampiresa. Los minutos pasaban y los hombres seguían muriendo. Una figura androgina hizo su aparición cerca de la vampiresa, contemplandola con desdén. Se quitó su capucha con gran parsimonia, liberando su larga cabellera castaña. Iba a acercarse a su creadora para frenarla, pero la sensación de ser observada se apodero de ella. Comenzo a mirar detalladamente todo a su alrededor, descubriendo tres figuras vestidas de negro detrás de los arbustos. Un escalofrío la recorrió y se acercó a su creadora para intentar frenarla.
–¿Qué quieres Heidi? Estoy dándome un festín.
–Nos están vigilando Sasha, debes detenerte –se cruzó de brazos la castaña.
–Deja de ser paranoica.
–No estoy exagerando –ella tomó el brazo de su creadora y señaló a las figuras vestidas de negro. La vampiresa bufó y se encogió de hombros.
Los Vulturis salieron de su escondite al ver que habían sido descubiertos. Se acecaron a las mujeres, mirándolas con superioridad y curiosidad. Aro quedo sorprendido al ver de cerca a la joven castaña ya que era más hermosa de lo que había escuchado. En su mente ya estaba imaginando la función que podría desempeñar en la guardia. Caius también imaginaba todas las cosas que ella podría hacer, además de la reacción de los guardias al verla. Marcus se sentía levemente decepcionado al verla debido a que solo era una chica común que debía tener algunas curvas femeninas. Él no entendía la razón por la que sus hermanos estaban embobados.
–Buenas noches señoras –saludó Aro amablemente.
–¿Quienes son y qué quieren? —preguntó la mayor de las vampiresas, irritada por haber sido interrumpida en su cena.
–Somos la ley que viene a buscarte.
–Hagan lo que deban hacer y larguense.
–Ojalá sea tan fácil –contestó Aro con pena fingida–, pero cometiste varios crímenes, esta orgia es una gran ejemplo.

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Segunda oportunidad
FanfictionAlec y Jane Vulturi son conocidos por ser los vampiros más jóvenes, crueles, sádicos y fríos del mundo. Fueron convertidos a la tierna y conflictiva edad de 13 años, un momento vital en donde ocurren cambios físicos y psíquicos, los deseos y necesid...