"Los chicos dorados", como los llamaba Carmen, esperaron a que los Cullen se fueran para abandonar la cabaña y estar solos. Necesitaban estar solos para hablar de cuestiones sumamente importantes, cuestiones con cuerpo pequeño y cabello rubio, cuestiones inglesas con acento italiano.
Había que reflexionar sobre muchas cosas, para ello debían estar solos. Si, quieren a Carmen y Eleazar como si fueran sus padres, pero los chicos dorados son quienes establecen las reglas del juego y llevan la voz cantante en cuestiones que afectan al clan. Marcharon en silencio a través del campo cubierto de nieve, dirigiéndose a lo alto de una montaña. Una vez que llegaron, admiraron la vista y verificaron que nadie los hubiera seguido.
–Creo que deberíamos hablar de este nuevo clan, los Cullen –comenzó Iván.
–¿Por qué perder tiempo hablando de eso? —Karim sonrió de lado–. Existen rubias más... perdón –se disculpó colocando su mano derecha a la altura del corazón–, cuestiones más importantes de las que reflexionar.
–Olvidate de ella —Iván lo fulminó con la mirada–. Yo la vi primero, ella es mía.
–Entonces lucha por ella.
–Hermanos –Thomas se interpuso entre ellos para evitar un conflicto—, no debemos discutir por una mujer, ella solo estará un tiempo y se irá, nosotros siempre nos quedaremos juntos yg debemos preservar nuestros lazos. Recuerden, familia antes que faldas –dijo serenamente.
—Tal vez se quede de forma indefinida.
–Los Cullen no se asientan en un lugar por mucho tiempo, así lo han dejado claro. Para que Jane se quede aquí, debe casarse con uno de nosotros —Thomas los miró lentamente—. Creo que cada uno debe intentar conquistarla a su manera, permitiendo que sea ella quien tome la decisión final.
Iván y Karim intercambiaron una mirada con Thomas, considerando su propuesta. Luego de unos instantes, ambos coincidieron en que esa era la mejor opción para conquistar a Jane.
Jane estaba aburrida de estar encerrada en la mansión, estaba cansada del eterno paisaje blanco que le ofrecía Anchorage. En la familia no se hablaba de otra cosa que no fueran los Denali. Al parecer haber encontrado un clan vegetariano era el descubrimiento del año.
Sin que nadie se diera cuenta, salió de la cabaña y empezó a caminar sin saber a dónde ir o qué hacer. Todo era blanco a su alrededor, todo era nieve y frío. Por primera vez, desde que se unio a Carlisle, agradeció ser vampira y no sentir la temperatura, de lo contrario, estaría pasando mucho frío y tendría puesto mucho abrigo a su alrededor.
El viento le trajo el aroma de un lince ubicado a una corta distancia. La dieta animal no era algo que realmente le agradara, pero era lo único que podía beber si no quería tener problemas con Carlisle. Sus ojos comenzaban a oscurecerse, por lo que no era mala idea cazar.
Dejo su lado racional en un segundo plano para permitir que sus instintos la guiarán hacia su presa. En silencio, comenzó a acercarse al lince. Sus ojos y sus sentidos se concentraron en el animal, quien estaba dedicándose a buscar algo de alimento. Con la mayor delicadeza posible comenzo a moverse, tensando sus músculos al máximo y preparándose para saltar, no obstante, su extrema concentración le impidió percatarse de la presencia de otro depredador.
La fuerza del depredador la desvió de su objetivo en el instante en que ella saltó hacia el lince. Un gruñido sonó cerca de su oído al mismo tiempo que unas potentes zarpas la golpeaban y la hacían perder el equilibrio. Los ojos de Jane se abrieron con horror al ver un enorme lobo gris encima de ella, atacandola sin piedad. Recuperándose del shock inicial, en menos de un minuto comenzó a defenderse y a luchar contra el lobo.
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Segunda oportunidad
Hayran KurguAlec y Jane Vulturi son conocidos por ser los vampiros más jóvenes, crueles, sádicos y fríos del mundo. Fueron convertidos a la tierna y conflictiva edad de 13 años, un momento vital en donde ocurren cambios físicos y psíquicos, los deseos y necesid...