Segunda oportunidad

55. La cruda verdad

Jasper observaba alarmado a Jane al percibir tanta felicidad en ella. La rubia solía ser apática y estar deprimida todo el día, pero hay algo que la esta haciendo muy feliz, pero, ¿qué?

Jasper no es el único que se preocupa de la repentina e inexplicable felicidad de la vampira, Alec también esta asombrado por ello. ¿Quién es ella y qué le hizo a su hermanita? La Jane que él conoce no es tan feliz. La Jane que él conoce cree que la vida es una mierda y vive en constante depresión. Él es psicólogo y sabe que una depresión se supera con años de terapia, en donde el paciente comienza a superar aquello que le hace daño. Tal vez la mente de un vampiro funcione distinto, aún así es extraño que ella cambie tan radicalmente sus emociones y actitudes.

A Jane no le importaba lo que piensen de ella. A pesar de su cambio, nadie la molestó para preguntar la razón, además, aunque lo hicieran, jamás confesaría el motivo de su felicidad. Ella se sentía poderosa, invencible, deseada, segura, feliz y enamorada. El amor es tan hermoso... ¿Cómo es posible que haya vivido tanto tiempo sin amor? La expectativa crecía en ella cada vez que veía a Thomas. Daba igual que se estuviera convirtiendo en una niña tonta, ella es feliz así y nada, absolutamente nada, arruinará su felicidad.

La antigua Jane odiaba las compras. La nueva Jane sigue odiando las compras, pero comenzó a verlas como una inversión necesaria. Las chicas estaban escogiendo vestidos y lencería para celebrar San Valentín. Jane sabe que esa fecha es importante para las parejas, por lo que también estaba escogiendo un vestido.

Encontró uno rojo con un escote delicado y elegante, bastante adecuado para ella. Con una sonrisa traviesa, fue a probarse el vestido. Sus ojos se abrieron por la sorpresa al ver que el vestieo le quedaba muy bien, mejor de lo que había esperado.

–No creo que sea una buena elección.

Jane cruzó su mirada con Alice, quien la miraba a través del espejo. La pelinegra solía ser una persona optimista y alegre, pero su semblante estaba serio, como si algo le molestara demasiado. La Vulturi le devolvió la mirada con curiosidad.

–¿Debería elegir otro? Este es perfcto, ¿qué tiene de malo? —preguntó con inocencia.

—Que es demasiado hermoso para que lo rompas en un arranque de ira –Jane la miró sin comprender y Alice suspiró–. No deberías acompañarnos esta noche a ver a los Denali, creo que sería mejor que te alejes de ellos.

—¿Por qué? Ustedes siempre se quejan de que soy una amargada, ¿por qué debería quedarme en casa cuando quiero ir y socializar?

–Porque podrías descubrir cosas que no te gusten. Podrías descubrir verdades dolorosas —su tono de voz expresaba una preocupación sincera, pero Jane la miro con desdén.

—Compraré este vestido e ignoraré lo que dijiste. Solo eres un ave de mal agüero y no dejaré que arruines mi día –enojada, la empujó y volvió a observar su reflejo, convenciendose de que nada malo le pasaría.

Antes, visitar a los Denali era algo que le molestaba y le sigue molestando, sin embargo, es soportable debido a que eso significa que puede escaparse con Thomas cuando el tedio fuera mucho. Los Denali iban a festejar San Valentín con una gran fiesta, por lo que los Cullen se prepararon para ir.

Ansiosa por oir los halagos de Thomas, Jane pintó sus labios de rojo sangre, recogió su cabello dorado en un peinado elegante y se vistió con su nuevo vestido rojo. Dicen que el rojo es el color de la pasión, por lo que es el indicado para atraer a su chico e invitarlo a tener una noche de pasión lejos de todos. Por primera vez, se sentía como una vampiresa capaz de seducir y tener una orgia en el infierno con Dios, el Espíritu Santo y el mismísimo Juan Pablo II.