Capitulo 22

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Tome una bocanada de oxígeno y abrí la puerta de la oficina del principal.
- siéntate - me dice y me mira a los ojos, ya me conocía, algo andaba mal, arrastre la silla y me senté - dime
- creo que algo está impidiendo que vea en la oscuridad, ósea, es como si algo estuviera cubriendo o bloqueando esa parte de cazadora de mi
- y que es lo que ves en la obscuridad
- veo como un humano normal, nada, solo negro, y pequeñas sombras, como los humanos
- ok, eso es raro, porque nosotros vemos en la obscuridad, no como si estuviéramos de día, pero si vemos bastante bien
- y yo no puedo, no puedo, ya intente, pero no puedo
- bien, vamos a hacer un ejercicio, sino pasamos al plan b
- cuál sería el plan b?
- el diablo
- hagamos el ejercicio
- bien....siéntate aquí - dijo y señaló un sofá negro, me senté - con las piernas cruzadas una encima de la otra, con la espalda apoyada completamente en el sofá, mira hacia arriba y cierra los ojos. - lo hice - respira profundo - llene mis pulmones de aire y lo expulse despacio por la boca - ahora trate que tus ojos se abran, no los abras, trata de que de desbloquear eso que te está impidiendo ver - llame a mi cazadora, ella estaba, pero su rostro, estaba negro, sus ojos no se veían, me puse en su mente, trate de abrir los ojos, pero estaban sellados, me toca la cara, no había nada, trate de buscar mis ojos, pero tampoco estaban, no había nada.
- no tiene cara - dije y di un salto en seco - mi cazadora no tiene cara - el profesor me miro raro
- cómo que no tiene cara?
- no, su rostro está negro, trate de meterme en su mente, y me toque la cara y no había nada - una sensación de miedo y preocupación me invadieron
- bueno, esto es muy raro - el profesor me miro fijo a los ojos, se puse enfrente de mi, y me miro los ojos - son ojos de un humano común - me dijo - tenes que ir con el diablo
- no, eso es justo lo que no quiero, no quiero ir a verlo
- no hay opción, tenes que ir, quizás es algo grave, y si no lo creas ahora, cuando? - tenia razón, no sabía que tan grave era.
- esta bien, voy a ir
- bien, usa tu llave.
Me paré y me fui con la respuesta que menos quería.
Fui a mi habitación, y tome la llave, agarre el picaporte de la puerta, respiré profundo, y lo giré despacio, me sentía nerviosa y no sabía porque. Baje a la planta uno, me metí en el pasillo obscuro, abrí la puerta grande negra, la escalera, las antorchas estaban prendidas, caminé recto por unos minutos, me detuve, el corazón me empezó a latir, estaba con un miedo extraño, no quería ir, pero tenía que resolver mi problema, seguí caminando por unos minutos más.
Me paré enfrente a la celda, tome una de las varillas, estaba súper fría, puse la llave en la cerradura, la giré, abrí la celda, y encendí las antorchas, lo vi, su espalda estaba cubierta de sangre que le salía de sus cicatrices.
- qué te paso? - le pregunte, giro su cabeza pero no me miro.
- a vaces sangran, y como estoy encerrado acá y no toman sol y algunos cuidados que necesitan, sangran más de lo normal.
- te ayudo?
- a que?
- a limpiarte
- no, es innecesario, van a seguir sangrando
- y que necesita
- luz solar
- no darte eso
- yo no te lo pedí - la sangra brotaba de las cicatrices como agua de un río.
- me quedó
- qué?
- hasta que pare de sangrarte, y te voy limpiando y poniéndote agua
- no quiero
- lo voy a hacer!
- no!
- si
- a que viniste, yo no te llame, que queres?
- ya regresó - deje las antorchas prendidas, cerré la celda y me fui.
Salí rápido de allí y fui a la enfermería. Entre, era enorme, habían muchas cubículos con camas grandes, fui a la oficina principal. Una chica baja y delgada estaba allí, sus ojos verdes me miraron con atención.
- necesitó un botiquín de primos auxilios completos
- enseguida le traigo uno
- Gracias - necesitaba agua y una cubeta.
- aquí tiene - me entrego una cajita blanca con una cruz roja
- sera que me puedes conseguir una cubeta y agua
- por supuesto
- en serio? - le dije sorprendida, chica se rio
- si
- muchas gracias - le dije y sonreí.
Me trabo una cubeta negra y un bolso con muchas botellas de agua.
- Gracias - dije, tome la cosas y me fui.
Baje rápido las escaleras, camine por pasillo, abrí la celda y dejé las cosas a un lado. Su espalda tenía más sangre.
- puedes venir un poco para la luz - le dije
- no se supone que ves en la obscuridad
- es de eso que venía a hablar con vos, pero primero quiero limpiarte.
- esta bien - se paró y caminó a donde estaba más claro, no te que ya no tenía los guantes.
- y tus guantes
- encostraron las cadenas.
- qué cadenas?
- qué debilitan y le impiden hacer magia a todos burujo,  y como estoy débil sangran más las cicatrices.
- ah - me puse enfrente de su espalda, estaba todas roja, tome la cubeta y coloqué dos bórrelas de agua, tome una toalla blanca de botiquín, la mojé y se la pasé por toda la espalda, le limpié las cicatrices, eran grandes y estaban rojas, la sangre seguía saliendo, lo limpie más, tome un poco de algodón y alcohol, lo moje y se lo pase suave por una de las cicatrices, gimió.
- te arde?
- un poco - quería comprobar algo, y le toque la espalda con suavidad, no dijo nada, le apoye la mano completa en la espalda, tampoco dijo nada.
- es verdad susurre
- es verdad que?
- qué no puedes sentir, ósea no sientes el tacto de otra persona.
- no, no siento nada, en la única parte que siento algo es las cicatrices y es solo cuando están sangrando
- ósea si yo te toco, no lo puedes sentir, no sientes mi mano?
- no, no siento, no siento nada - era un sentimiento raro el que tenía, pena? Decepción? Pero de que? No sabía.
Su espalda se volvió a llenar de sangre, otra vez lo limpie, le pase otro algodón con alcohol, en la otra cicatriz, se lo pase despacio, de arriba hacia abajo, le pase la toalla alrededor de las cicatrices, era inútil, seguía saliendo sangre y mucho.
- vas a pasar toda la noche y voy a seguir sangrando, es mejor que me digas que quieres.
- te duelen?
- no, estoy bien si, habla.
- te acuerdas del hechizo, bueno creo que ese hechizo está impedido que vea en la obscuridad, ya hice muchas cosas y no lo logré.
- puedes ser si, quieres deshacer el hechizo
- pero si lo hago, como voy a saber que me necesitas - se paró, y giro para mi lado, se senté enfrente de mi, estaba sudando, sus ojos estaban más azules, se corrió su cabello hacia atrás.
- puedo deshacer el hechizo que me permitía verte, el otro lo dejamos si quieres - lo mire directo a los ojos.
- si quiero, pero tengo que activar el mío primero verdad
- si
- y como hago eso
- con mi ayuda, mi magia - no se porque, pero el me inspiraba algo de confianza, no sabía porque, siento que era un diablo.
- voy a hablar con el principal y mañana vengo
- esta bien - me levante, me tome de la mano - cuando vas a empezar a leer las cicatrices.
- no lo se, voy a averiguar eso también - sacudido la cabeza y me soltó la mano con suavidad.
- puedo ver tu espalda una ves más - sonrió y se paró.
- si - se dio la vuelta, lo limpie una vez más, sentí como sonrió.
- quieres? - le dije y le extendí una botella de agua.
- Gracias - dijo y lo tomo.
Apague las antorchas, tome mis cosas y me fui de allí.

Hijo del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora