Amnesia | Ashton Irwin Fanfic.

Capítulo 6.

Ashton; 

Hacia un rato la había dejado en su casa. Me dio ternura su nerviosismo, al no saber si besar mi mejilla o volver sus labios a los míos. Sonreí mientras miraba el techo de mi habitación tirado en mi cama. Había algo especial en ella, y eso la hacía especial, el no saber que era eso tan diferente y único a la vez. Fin de semana. Mierda. Me di vuelta en la cama buscando mi celular, mis dedos tecleando rápidamente en éste, buscando el número de Hannah, para llamar ésta vez. Luego de tres tonos, pensé que no respondería, pero escuché su voz adormilada al otro lado de la línea

—¿Hola? — Lo siento, Hannah, no sabía que dormías.— Hice una mueca con mis labios, y por más que realmente lo sentía, no quería que volviera a dormir. Quería escuchar su voz.

—¿Ashton? Ni siquiera miré el nombre en la pantalla.— Soltó un bostezo y luego suspiró.— No te preocupes, te extrañaba de todas formas.— Lo me quedé paralizado unos segundos, el silencio del otro lado me hizo entender que ella también se había sorprendido por su declaración repentina. Reí levemente, para comenzar a escuchar su respiración. Como si la hubiese estado conteniendo todo éste tiempo.

—¿Qué harás mañana?

—Iré.. Ehm, iré a la feria del libro.— Mis ojos inmediatamente se abrieron un poco más de lo normal.

—¿Te gusta leer? Oh... Bueno, tan sólo si quieres vamos juntos. Sería bueno encontrar algún libro que llame mi atención.

Ella aceptó mi petición, aunque al principio se negó, diciendo que sentía que abusaba de mi con eso de que la llevaba a casi todas partes. Quedamos a las 11 de la mañana, pasaría por ella a su casa. No sé si era por lo que me había dicho de su vida la otra vez en la heladería, o a mi solamente me encantaba tenerla lejos de ahí, de donde yo me imaginaba que ella no estaba bien. Era tan inexplicable ver el azul de sus ojos tomar brillo, y poder detallar antes el azul opaco que se apoderaba de su iris. Era lindo el simple hecho de pasar el tiempo con ella.

Hannah;

Dejé el celular de lado, levantándome de la cama. Había finalizado mi llamada con Ashton. El sueño ya no invadía mi cuerpo, y él había dicho que tenía que buscar un paquete que le habían mandado de Australia. Prometió dejarme un mensaje en cuanto se desocupara. Miré el reloj, pasada las siete y treinta. Había dormido casi dos horas. Habían cerrado antes la panadería porque iban a limpiar a profundidad los hornos. Quería matar rápido el tiempo, antes de escuchar mi celular sonar. Miré alrededor de mi cuarto, a ver que conseguía. Mi vista se enfocó en la peinadora, me acerqué, poniendo mi cabello detrás de mis orejas para que no me interfirieran en la vista. Pasé mi vista a mis uñas. Las arreglaría. No era porque me importara como se vieran o algo así, sólo no tenía nada que hacer. O quizás, quería lucir bien para Ashton una vez. Sacudí mi cabeza, alejando el pensamiento. El muy tonto pensamiento. Hacia semanas ya que no tocaba mis esmaltes de uña. Usé remover de esmalte para terminar de quitar los restos de pintara de uñas roja que quedaba en ellas. Tuve problemas con decidir sin pintarlas de negro, o azul marino. Terminé por arriesgarme, algo nuevo. Pinté mis uñas de color negro, sacando el dedos anulares de cada mano. Estos los pinté de azul marino.

Cuando se secó el esmalte, me gustó bastante la combinación de ocho uñas iguales, y dos diferentes a ésas ocho. Reí luego de unos segundos, nunca había sido tan atenta con esas cosas. Y menos con mezclar los colores entre uñas y que se vieran bien.

Había pasado un rato desde que terminé con mi manicura inexperta. Cuando sentí que estaba sola en casa, bajé por un tazón de fresas y un vaso de jugo de naranja. Podía pasar mi vida entera comiendo eso como aperitivo, o a cualquier hora y nunca me cansaría. Me gustaba la combinación que tenían las frutas dulces y amargas en mi boca. Dejaba un agrade sabor a cítrico. O al menos a mi me agradaba.