Capítulo 14.

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Pedí mi desayuno con el poco dinero que me había dignado a cargar hoy, un sándwich de queso y un jugo de moras fue más que suficiente. Me senté en una de las mesas más cerca de la ventana, viendo a los jugadores de fútbol practicar para el último juego que sería en menos de dos meses. Mi mente vagaba en Ashton y las últimas palabras que él me había dicho el día anterior. Estaba tan feliz porque él sintiera lo mismo que yo, lo que él mismo había creado en mi, ciertamente le agradecía por eso, pero a la vez lo odiaba porque me gustaba, cada día me gustaba más, me gustaban sus besos y sus caricias, pese a que no estaba acostumbrada a ellas, de todas formas me relajaban y me hacían sentir bien.

Las clases fueron las más aburridas, decidí en mi mente que haría la tarea de Historia en cuanto llegara a casa, no quería retrasarme con mis exámenes, no soportaría otro problema más en estos momentos. Otra vez pensé en mi vida cuando estuviera en la Universidad, era más que obvio que tendría que hacer amigos, tal vez entre a una muy grande, con campus y compañeros de dormitorio, o una simple que quede cerca de casa ¿Papá me ayudaría con los gastos? Tengo mucho tiempo cuando salga de mi graduación, las vacaciones serán largas y yo puedo pedir un aumento de sueldo en mi trabajo, que aunque no es mucho, tengo para comprar mi ropa, cosas personales y algunas de estudio. Por suerte aún sigo recibiendo dinero de mi papá, no sé qué haría si no lo tuviera, tal vez en la ruina como tengo que caer en la realidad.

Mi corazón se aceleró cuando vi la llamada entrante en mi teléfono. Ashton.

—¿Dónde estás?—. Su voz sonaba un poco ronca—. Estoy afuera esperando por ti. ¿Estás en casa?—. No me había dado cuenta de que seguía frente al salón de matemáticas.

—Oh, no, ya estoy por salir—. Tomé mi bolso y me apresuré a caminar.

—Bien—. Colgó. ¿Bien? Él nunca me ha dicho eso, por lo menos no cuando se trate de organizar algo entre los dos.

Froté mis brazos cuando el aire de la entrada me hizo estremecer. Vi su auto en cuanto salí, estaba dentro de él, esperándome. Entré al auto, dejando mi bolso atrás.

—Hola—. Sonreí. Tenía sus mejillas rojas y un suéter bastante apretado. Hacía frío, pero no era tan necesario ponerse tantas cosas encima.

—Hola.

—¿Estás bien? ¿Estás enojado?—. Pregunté cuando empezó a conducir. El ambiente estaba un tanto tenso, que yo recuerde no dije o hice algo para hacerlo enojar. Creo.

—Sólo me duele la cabeza. Me siento mal—. Frotó su cara con sus manos—. ¿Te llevo directamente a casa o trabajo?—. Dobló una cuadra.

—¿Puedo ir contigo?—. Eran apenas las 2:00 pm.

Mi voz sonó un tanto pequeña, y sus labios estaban tan rojos que quería sólo besarlos para que el malestar que él tenía, sólo pasara. Asintió levemente mientras el motor del auto sonaba muy bajo. Tomé su mano y les di un leve apretón para calmar un poco el ambiente que me tenía nerviosa. El edificio blanco conocido me hizo soltarlo, aparcó el auto y bajó de él, lo seguí hasta la entrada mientras llegábamos al ascensor. Se le veía agotado, y no tenía ni idea de qué podría haber estado haciendo. Aunque cuando me trajo en la mañana, estaba igual, sólo que más calmado.

Soltó las llaves en cualquier lugar del sofá, dirigiéndose a su habitación. Escuché sus botas sonar en el suelo. Me mordí el labio, dejando mi bolso en el sofá para ir a la cocina, mis manos buscando algún medicamento para el malestar general que él cargaba encima. Encontré unas píldoras para el resfrío, tomé un vaso con agua y me dirigí a su dormitorio.

—¿Aún te sientes mal?—. Me acerqué a su cama, mis pies quitando los zapatos bajos para acomodarme junto a él. Asintió con la cabeza Le entregué lo que encontré y le di una sonrisa muy leve—. ¿Qué estuviste haciendo? No estabas así ayer.

Amnesia | Ashton Irwin Fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora