Epílogo.

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2 años exactamente habían pasado desde aquella propuesta de matrimonio, y mi vida había cambiado de la mejor manera posible. Ahora era una chica más feliz y con ganas de vivir, todo lo que estaba a mi alrededor me hacía sentir viva y con vibras de todo. Amaba esto.

9 meses después de que Ashton y yo nos casáramos, una hermosa casualidad llegó a mi vientre. Nuestra hija, Mía. Nunca pensé que mi vida llegaría a tal límite, siempre me imaginé que estaría toda mi vida queriendo acabar con todo y mudarme a un lugar donde pudiera estar sola y en paz, pero justo ahora era lo que menos quería. No quería estar sola, sin Ashton, sin la familia que habíamos formado en 3 años, 3 años que pasaron rápido, pero han sido los mejores de mi vida.

No quería que esto se terminara, quería que fuera infinita la felicidad que sentía correr por mis venas cada vez que veía a Ashton abrir los ojos en las mañanas, apresurándose a ir a la habitación de la pequeña Mía para tomarla en brazos y susurrarle cosas que tal vez ella no entendería, sin embargo, le gustaba recordarle cuanto la amaba y cuanto feliz lo estaba haciendo, junto conmigo.

Mía tenía el mismo cabello de su padre, excepto el color, que era avellana como el mío, y también mis ojos azules. Inevitablemente sonreía cuando Ashton decía lo hermosas que éramos ambas. Era risueña y parecía no dormir nunca, solamente en la noche, había adoptado esa energía brillante de su papá.

Cuando nos enteramos de que tendríamos una hija, Ashton comenzó a trabajar mejor que nunca, y con la ayuda de nuestros ambos padres, compramos una casa en un pequeño pueblo de Londres, no muy lejos de la ciudad. Era mi sueño, mi sueño estaba hecho y no podía dejar de repetir lo bien y feliz que me sentía. Esa felicidad que sabes que se mantiene ahí.

Unas manos me acurrucaron por atrás, ocasionándome las mismas cosquillas que no me cansaba de sentir.

— Mía acaba de dormirse, y mi mamá acaba de mandar unos bocadillos para que los pruebes—. Susurró en mi oído, dejando un beso en mi hombro. Sonreí con la acción.

— Tu madre debería hacer siempre los postres de fresa con crema chantillí—. Me di la vuelta con una sonrisa, me acerqué a sus labios, frescos como siempre, un beso fue dejado rápidamente en ellos.

Me alejó un poco de él, como siempre solía hacerlo, sólo que después de mucho tiempo, ya no me ponía nerviosa, sino a dudar qué era lo que lo había enamorado de mi. Aunque era en vano preguntar, ya que me decía “Sólo yo lo sé. No te digo porque no quiero que dejes de hacer cosas que me gustan.”  y no me sentía mal con eso.

Sus largos dedos recorrieron el marco de mi cara, pasando a mi cintura y presionando con cautela, las mariposas en mi estómago estallaron, como de costumbre.

— Te amo—. Susurró en mis labios.

— Te amo—. Respondí de vuelta con un beso cálido y tranquilo.

Lo amaba. Estaba enamorada de él. Y me hacía feliz llevar su apellido. Me hacía feliz ser su mujer, y que él fuera mi hombre. Mío. Por siempre. En todos los sentidos. Él era mío y yo era completamente suya.

Amnesia | Ashton Irwin Fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora