Capítulo 17.

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La puerta del auto se cerró, mi mirada enviándolo cuando sentí la suya encima de mi.

—Hey, ¿Pasó algo?—. La preocupación presente en su voz, sus dedos tomando mi mentón para obligarme a mirarlo. Mis manos sin pensarlo apartaron su toque de mi, mi enojo creciendo con su mirada confundida.

—¿¡Por qué mierda cancelaste mi salida con las chicas!? ¿¡Qué porquería tienes en la cabeza!?—. Levanté la voz, sin importarme que tal vez alguien nos escuchara, aunque lo veía imposible—. ¡No puedes obligarme a no hacer algo que sí quiero! ¡No me mandas, deja de ser así, maldita sea!—. Golpeé tontamente el asiento donde estaba sentada, sintiendo mi corazón latir con fuerza.

—¡No puedes estar ahí!—. Respondió con mi mismo tono de voz. Aunque yo estaba el triple de enojada, y él tenía que saberlo.

—¡Tengo casi diecinueve años! ¡No soy una niña y tú no eres mi maldito padre!

—Sólo quiero cuidar de ti, cuidar de que no estés en lugares como esos—. Su voz bajó un poco el tono, pero su respiración estaba al nivel de la mía. Me reí sin humor para mirarlo de nuevo.

—Yo puedo cuidar de mi misma—. Mentí. Me miró expectante, su mirada se apartó de la mía cuando se dio cuenta de lo enojada que yo estaba.

—Perdón ¿Bien? Sé que soy una mierda para esto, pero la mala noticia es que así de mierda soy y siempre seré así, tal vez peor más adelante, nadie lo sabe—. Se volteó hacia el volante. Mi mandíbula casi cayendo con sus frías palabras.

**
Momentos difíciles, momentos que sabía que vendrían, pero no estaba preparada para ellos. Luego de que Ashton me dejara en la escuela, no lo vi más. Habían pasado tres días de eso. Ni un mensaje, ni una llamada. Viernes por la noche, el día anterior traté de distraer mi mente lo más que pude, y divertirme con las chicas. Me hicieron comprar un lindo vestido y zapatos altos. Tendí el vestido sobre la cama. Era sencillo, pero su magistral color azul marino y su talle en la cintura, lo hacia ver completamente hermoso.

El pensamiento de cancelarle a las chicas para ir a ver a Ashton, pasaba por mi mente. Pero, vamos, podría haber dejado su orgullo de lado, y no lo hizo. Tomé toallas limpias, y entré al baño. Tiré toda mi ropa al suelo, y entré a la ducha, tomándome mi tiempo. Cuando creí haber estado más relajada y mi mente más aligerada, salí con una toalla alrededor de mi cuerpo y otro enrollada en mi cabello.

Puse mi ropa interior, seguido del vestido. Por suerte tenía el cierre en el costado izquierdo, y no en la espalda, porque me hubiera costado mucho para subirlo. Introduje mis pies en los altos zapatos negros de plataforma. Me puse aretes y pulseras negras, para que hiciera un buen contraste en el vestido y los zapatos. No tenía ningún accesorio en el cuello, así que dejé caer mi cabello en su forma natural, por supuesto, peinándolo un poco. Un poco de maquillaje en mi rostro, y estaba lista. Busqué mi celular que estaba sonando desde hace un rato.

“Estaremos allá en unos minutos. Liz x.”

Sonreí sin separar mis labios ante el mensaje de Elizabeth. Habíamos quedado en que ella pasaría por todas, y la última parada sería Anchor Tap. Cuando escuché el motor de un auto en la puerta, bajé por las escaleras, con cuidado de no caerme con esos zapatos. Con un leve saludo a todas, me instalé en la parte trasera al lado de Sophie, y comenzamos nuestra noche de chicas. Escuchábamos música en el camino, cualquier cosa que la radio tuviera para nosotras. Reíamos de cualquier comentario tonta que hacia alguna de nosotras e hicimos un recorrido divertido. 
Supe que estábamos cerca, cuando la música del auto fue opacada por una música de afuera. La puerta justo en la esquina de una cuadra, ‘Anchor Tap’ en la parte superior de la puerta, con letras doradas. Y la madera de toda la fachada principal, acompañada de una suave luz amarillenta que lo había ver fino y elegante. Nos vamos del auto casi al mismo tiempo, cada una por una puerta. Caminamos a la par y nos dimos espacio para entrar una a una en el lugar. Se veía un ambiente muy cálido y divertido. Nos sentamos en una mesa, y rápidamente un chico no tan alto de ojos cabello oscuro y ojos opacos. Nada comparados a los ojos de mi Ashton. Como lo extrañaba. Abandoné los pensamientos cuando la voz chillona de Amanda resonó en mis oídos. 
— ¿Chupitos para tomar?
— Chupitos serán.— Asentí con una sonrisa, y todas sonrieron a mi manera de responder. El chico anotó en su pequeña libreta, muy pequeña en realidad, y luego de darnos una mirada, se retiró. Pasaron varios minutos de risas y anécdotas de las chicas. Estaba rezando por que no mencionaran a Ashton, no quería extrañarlo más. Los chupitos llegaron, y comenzamos a jugar, la primera en pestañear, se tomaría tres chupitos seguidos. Y déjenme decirles, no estaban nada suaves esos pequeños tragos. Era increíble que a pesar de ser poca la cantidad vertida en un vasito, era fuerte el efecto en el sistema, al menos en mi sistema. Decidimos cambiar de trago, a un vocka seco. Y luego vinieron los tragos de nombres extraños. ¿Lo siguiente? No lo recuerdo.

PDV Ethan.
Viernes por la noche. Típica noche de unas cosas en Anchor Tap con amigos. Me acerqué a la barra a pedir unas botellas de whisky, mi miraba siendo invadida por una pequeña chica. Se veía tan delicada, tan inocente, sus ojos brillantes y su tono al hablar algo tartamudeante Me acerqué con cautela. Una conquista de una noche no caería mal. Carraspeé mi garganta y su mirada viajó hacia la mía. Una sonrisa pícara en mis labios, y una tímida en devolución de su parte.
— Soy Ethan.— Le extendí mi mano.
— Hannah.— Su voz vacilante, con poca tonalidad. Su forma al estar de pie me hizo saber que ya tenía un par de cosas encima. Lo haría todo más fácil.
— ¿Qué haces acá tan sola? — Inmediatamente su ceño se frunció como si tratara de recordarlo. Mirando por el lugar, hasta que su mirada encontró algo y su ceño se suavizó. Seguí mi mirada al punto que ella veía. Un grupo de chicas. Tres, para ser exactos. Muy lindas todas. Pero no tenían algo que ella si.
— No estoy sola. Y vine por unas servilletas.— Su voz sonando un poco más fría y con algo de fastidio. Lo que causó una risa en mi.
— Quizás deberíamos bailar más tarde.— Le guiñé el ojo para ver su cabeza apenas moverse, en asentimiento. Le di vuelta quedando detrás de ella. Dejando un beso mojado en su cuello, la escuché casi gemir, y me aparté. Dejando en el olvido las botellas de whisky las caras sonrientes de mis amigos sobre mi. Me senté donde estaba anterior mente, y mis amigos comenzaron a atacar con preguntas. Aunque eramos seis en total, podían volverme loco en tan sólo un segundo.
— ¿Quién era esa? — Preguntó Thomas.
— Se llama Hannah.
— Desde acá se le veían unas tetas.— Dijo más atrás Dylan. Reí levemente, negando a su comentario.
— Si así se le veía desde acá, no querrás saber como se le veían a 10 centímetros de distancia.— Las risas llenando y haciendo eco en el lugar.

**
Luego de un par de copas más, y pasadas unas canciones, me levanté a la mesa donde estaba ésta muchacha. Todas las chicas con su mirada en mi. Una música lenta sonando, no desperdiciaría la oportunidad de tenerla cerca. 
— Hola señoritas.— Moví mi mano en el aire, y tuve una amigable respuesta de todas ellas. Le extendí mi mano a la de pelo castaño, que me había encontrado tal vez pasado una hora atrás.— Hace un rato aceptaste mi invitación a bailar.— Me encogí de hombros.— Ahora sólo tienes que tomar mi mano y acompañarme a la pista para hacerlo.— Pude identificar su mirada dudosa. Soltando un suspiro, poniendo su mano sobre la mía. Sonreí muy amplio dentro de mi, y la jalé con sutileza hasta la pista de baile. Le di una sonrisa medio tranquilizante, ella se veía tan vulnerable. Llevé mis manos a su cintura, y la apegué más a mi. La piel fría de sus brazos, rodeando mi cuello. Su cabeza recostada en mi pecho, su cuello tan provocativo a mi vista. Así que preferí mirar al frente antes de dar un show en frente de todos.

PDV Ashton.

Mi teléfono sonó, y bufé sin ganas de contestar, pero mi curiosidad aumentó de manera tal, al momento de leer ‘Elizabeth.’ En la pantalla. Sin pensarlo más, toqué el botón verde.

— ¿Hola? — La voz femenina al otro lado.
— Hey.
— Ehm… Yo sólo, bueno.. Quería preguntarte si Hannah está contigo.— Nerviosismo presente en su voz. Ella me conocía, si mi respuesta a su pregunta era negativa, sabía que explotaría. Mi corazón acelerándose en mi pecho.
— ¿Qué? Ella salió con ustedes.— Mi tono volviéndose más ronco y profundo.
— Ashton, escucha. Seré breve porque estoy preocupada. Ella bailó con un chico, y luego fue con éste a mirar una colección de unos libros que a Hannah le gustaba, en el auto de él.— Respiró profundo, mi mano aferrándose fuerte al celular.— No… Ehm, no los hemos vuelto a ver. Y han pasado ya más de media hora.— Esa fue la gota que derramó el vaso. Maldición, no de nuevo. Tranqué rápidamente. Celular y llaves en mis manos. Abriendo la puerta del departamento. Mi cuerpo haciendo las acciones antes de que mi cerebro las procesara. No esperaría el ascensor, mis pies corriendo por las escaleras. Mi pecho subía y bajaba jadeante. Mi camioneta no era diseñada para ir a más de 170 kilómetros por hora, pero justo hoy, comenzaría a ser acta para eso. Me subí en ella, y al ingresar la llave, arranqué. Sin siguiera darle tiempo al motor de encender completamente, si a ver vamos. Señales de ‘Stop.’ y luces en rojo, siendo completamente ignoradas por mi. Mi pie cada vez más firme en el acelerador. Mi único consuelo era, que cada vez estaba más cerca. Hasta que por fin. Estacioné en frente del bar. No entré, porque si Elizabeth estaba dentro, y Hannah no estaba con ella, no tendría sentido, mi prioridad ahora era mi Hannah. Un auto, estaban en un auto. Todos los autos estaban solos, hasta que casi al final del estacionamiento estaba uno con las luces delanteras encendidas. Cabello largo, castaño. Vidrios empañados. Mi mundo deteniéndose por completo.



Amnesia | Ashton Irwin Fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora