Capítulo 12.

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—Hannah, cambiaste tus zapatos dos veces, las vans blancas están bien—. Ashton se sentó en su cama, yo aún no decidía cuáles zapatos colocarme, tal vez él tenía razón, pero los abiertos también me gustaban. Debí haber traído mis converse negras. Me reí de la expresión de fastidio de Ashton, y robé un beso de sus labios antes de acomodar mis vans. Resopló cuando busqué tres camisas de diferentes colores. No quería los mismos de siempre. Después de tanto tiempo, estaría con personas agradables (o eso creía) y no quería parecer una chica fría con mis colores apagados de siempre.

—¿Te gusta la azul claro?—. Ignoré sus expresiones y le mostré la camisa.

—Todas se ven bien en ti—. Aseguró con voz ligera.

Yo me sonrojé, colocándome la camisa que hacía lindo contraste con mi short de jean. Tomé el bolso de Ashton, que cargaba nuestros materiales y caminé hacia la cocina por un vaso de agua para tranquilizar mis nervios. Él me había dicho que Calum alquiló el Club, por lo que sería hasta el amanecer del domingo esa reunión de adolescentes.

—¡Ashton! ¡Ya es tarde!—. Grité dejando el vaso en el lavavajillas.

Él salió descalzo, sus pies sonando en el pasillo del dormitorio hasta llegar al sofá. Buscó unas vans negras y unos lentes de sol que estaban en la mesa de centro. Se veía provocativo, su camisa cortada a los costados lo hacían ver más juvenil. Sonrió antes de acercarse a mi y dejar un beso con fuerza en mis labios. Me quejé cuando mordió la parte inferior salvajemente.

Entramos al auto, el sol brillaba de una manera genial para un día de piscina. No dejé de doblar mis dedos con nerviosismo por todo el camino. Eran las 3:00 pm cuando llegamos, se escuchaba una música bastante movida fuera del Club cuando bajamos. Tomó mi mano con fuerza, se quejó cuando lo golpeé por decirme lo “caliente” que me veía con mis shorts nuevos, su risa sonaba por el lugar, hasta entrar, el guardia le echó una mirada sospechosa a Ashton cuando entramos.

—¡Hey, Ash! ¡Cuánto tiempo sin verte!—. Le saludó un chico de cabello rubio y ojos azules.

—Por supuesto—. Ashton se rió, dándole un leve saludo con una palmada en el hombro. Sonreí tímidamente cuando el chico miró hacia mi dirección.

—Chica nueva ¿Eh?—. Tendió su mano hacia mi—. Soy John—. Su pesada mano fue tomada entre las mías viéndose pequeñas.

—Hannah—. Dije sin más, como siempre. Le ofrecí una sonrisa antes de ser prácticamente jalada por Ashton.

Caminamos hasta encontrarnos con Calum, Michael y Luke, agradecí al ver sus caras familiares. Los tres me recibieron con un abrazo, lo que se sintió muy bienvenido para mi. Calum y Michael estaban con chicas, sus brazos pasaban por sus hombros, mientras que Luke se reía y cargaba una bebida roja en sus manos. Miré con curiosidad.

—Ya regreso. Quédate aquí—. Ashton dijo de la nada en mi oído. Asentí, y me senté en las sillas del pequeño bar. Luke se volteó hacia mi, su aro en el labio lo hacía ver más bonito de lo que era.

—¿Tomas?—. Me ofreció un vaso. No bebía, pero un vaso por hoy no estará de más. Acepté, el líquido quemó mi garganta cuando lo tomé. Me estremecí y disfruté el sabor por un momento. Miré a todos lados, esperando con conseguirme a Ashton de inmediato. Mi mirada lo atrapó con una chica, él colocaba sus manos en su cintura mientras se unían en un abrazo. Miré la escena, él se reía en su hombro mientras estaban unidos. Tomé otro sorbo de la bebida. El cabello de la chica se soltó cuando él la miró fijamente, acomodándolo a su lado, como él me había dicho que le gustaba cuando yo lo hacía. Los celos se pasaban a mi sangre, odiando a esa chica alta de buen cuerpo y cabello castaño.

—Puedes entrar a la piscina—. Calum me indicó.

—No tengo con quién—. Intenté sonreír cuando mi mirada se desvió hacia él.

—Puedes entrar con Elie—. Me sugirió. Le eché una mirada curiosa, cuando sacudió la cabeza con una sonrisa—. Elizabeth. Es una amiga y está...—Buscó con su mirada—. ¡Elizabeth!—. Gritó. Una chica de cabello realmente liso y corto, dirigió su mirada hacia nosotros. Con una sonrisa se acercó y abrazó a Calum, él rió por el acto repentino.

—¡Hola! Soy Elizabeth, pero puedes decirme Elie—. Tendió su mano hacia mi con una sonrisa. Ella era muy hiperactiva, me agradó al instante.

—Soy Hannah—. Le sonreí de vuelta.

Elizabeth habló conmigo por un largo rato, su voz se me hacía divertida y ella era un movida, sobretodo con las canciones rápidas que se escuchaban. La fiesta estaba agradable, me sentía una persona social y ya había quitado mi camisa azul de mi cuerpo, para quedar sólo con mi short y sin zapatos. Elie me presentó a 4 chicas más de nuestra edad, igual de chillonas y divertidas como ella. Amanda, Sophie, Beth y Samantha (Samie) eran sus nombres. Estaba riéndome por muchas cosas que me habían estado diciendo de Ashton, no me relataron algo desagradable por lo que pude mantenerme más en confianza con ellas. Aunque habían admito que su apariencia las había intimidado la primera vez. Amanda confesó cuando ya estuvimos dentro de la piscina, que Ashton había tocado su nalga una vez, me estremecí al imaginármelo, unos celos fastidiosos llegaron a mi de nuevo, pero me sentía tan intoxicada por el alcohol que no era algo de mi importancia, no por ahora y esperaba que mañana eso fuera un sucio recuerdo en mi subconsciente, no quería agarrar rabias con Amanda. Recibía miradas de Ashton desde las pequeñas sillas donde él estaba sentado con algunos de los que supuse que eran sus amigos. Me lanzó un beso coqueto, a lo que yo aparté mi mirada sonrojada. La estaba pasando muy bien.

Eran las 11:20 de la noche cuando todos estábamos sentados frente a una fogata un poco más alejada de la piscina, que formaba parte del Club. Era muy grande todo por aquí, me agradaba que no fuera tan cerrado, porque aseguro que estaría muy paranoica. Me senté en las piernas de Ashton, una de sus manos estaban alrededor de mi abdomen desnudo. Tomé otro trago, colocando la parte trasera de mi cabeza en su pecho desnudo, escuchando las voces y risas de los demás, cuando yo me sentía sólo con él. Me había dicho con anterioridad que dejara de beber, que ya era suficiente para mi, pero yo me negué, aún lo sentía un poco enojado, pero no era algo que realmente me interesara ahora. No en su totalidad.

—Creo que Han ha tomado demasiado—. Sophie agregó, todos rieron con humor.

—Sólo sé que no tomaba esta mierda desde hace tiempo—. Alcé el vaso, tomando otro trago. Se rieron de nuevo, Ashton susurró un “Ya es suficiente” en mi oído, de nuevo. Me levanté, jalando a Ashton por sus shorts cortos. Sonreí cuando mis labios se pegaron con fuerza en los suyos, haciendo un acto de beso salvaje en ellos. Metí mi lengua en su boca, sus manos siendo puestas en mi cintura, mis manos fueron hasta su cuello acercándolo más a mi, sin querer que se separara.

“Wow, suficiente, estamos presentes” Dijeron todos a casi un mismo ritmo, aunque estaban casi iguales que yo por haber tomado tanto. Me separé de Ashton, recordando que no estábamos solos. Mi cabeza fue puesta en su pecho como acto de timidez, a lo que escuché su risa sonar dentro de mi.

**
Solamente quedábamos Ash y yo alrededor de la fogata. Él me contaba sus típicos chistes, que al final me terminaban dando risa, por su risa contagiosa. O simplemente por la forma en la que él los contaba. Mi cabeza reposando en su hombro, un silencio invadió todo por unos minutos. Y no uno incómodo, sino, uno que te indicaba que había paz a tu alrededor, que estabas bien. Me sentía bien cuando estaba a su lado. Sentí su mano en la mía, dirigí mis ojos a los suyos, como si ese fuera nuestro modo de hablar. Se levantó, jalándome levemente. Me levanté cuanto a él. Sus manos en mi cintura, yo no entendía aún su punto, o lo que trataba de hacer.

—Tus manos acá.— Tomé mis manos, pasándolas por su cuello. Le di una sonrisa tímida. Se bajó un poco a mi altura, para yo no quedar tan estirada a él. Volvió sus manos a mi cintura. Comenzó a moverse, como su hubiera música en el aire, pero solamente eramos él, yo, el calor de la fogata y el ruido de las hojas de los árboles siendo movidas por el viento. No era muy bueno bailando, pero él lo hacía parecer fácil. Mis pies se levantan del suelo de vez en cuanto, mientras nuestros cuerpos se movían al ritmo de una música lenta imaginaria. Era como si el mundo se detuviera, y entonces, solamente fuéramos él y yo. Cerré mis ojos, sin dejar de moverme como él me dirigía, poniendo mi cabeza en su pecho. En ese momento deseé el mundo siempre se detuviera. Que siempre fuéramos él y yo.

Amnesia | Ashton Irwin Fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora