¿En qué se había metido?
Lance se preguntó al ver a un completo desconocido que se hace llamar Keith, dormido en su cama —la cual nunca usaba—, que le hubieran dicho que tendría a un completo desconocido, un hombre lobo confiando su vida en él, se hubiera reído con ganas, pero en ese momento no le causaba la más mínima gracia.Aunque no fuera la mejor situación, en definitiva le dejo un recuerdo que ni en mil años podría borrar, sentir su tembloroso cuerpo aferrándose a él con su brazo sano, tratando de no llorar del miedo aunque le costara; pero más aún, no olvidaría esos ojos llenos de tranquilidad apenas le dijo que lo protegería, cayendo dormido al momento, como un miedoso cachorro recién adoptado que no para de llorar hasta que alguien le tiende la mano y le da confianza acariciando su lomo.
Subirlo hasta la habitación no fue complejo, se acurrucó contra su pecho, al dejarlo sobre la cama tuvo cuidado con su brazo, puso montones de cobijas y almohadas a su alrededor para que no se lastimara al rodar dormido.
Llevó su mano con frustración a su rostro y se frotó los ojos esperando que solo fuera un espejismo, pero seguía ahí. Nunca había sido el mejor en las primeras impresiones, y al parecer no dio la mejor de todas al mostrarse como vampiro, en primer lugar, no le interesa conocer a mucha gente, con solo sus amigos le vasta, nadie supo que era un vampiro, hasta que tuvo que abrir la boca.
No es muy lógico preocuparse de eso, después de todo él también es un "fenómeno" así que no tendría por que alarmarse, pero parece que nunca había visto uno antes, es más, parece que ni siquiera sabe lo que es.
Tanta tortura mental le estaba dando dolor de cabeza, fue al baño y abrió un frasco de pastillas. Bajó a la cocina y sirvió un vaso de agua. Puso la pastilla en su lengua, con una mano se tapó la nariz, y con la otra se llevó el vaso a la boca, bebió un rápido sorbo y puso el vaso en la mesa con tanta fuerza que casi se rompe. Era repugnante el sabor, pero efectivo. Sintió su cabeza algo más ligera, sacó su celular del bolsillo, revisó redes sociales, contestó mensajes de sus amigos que estaban preocupados, y por último buscó sobre la trasformación de los hombres lobo.
Cuando se trasforman a una corta edad, suelen ser muy feroces, como animales salvajes, pero a una edad adulta pueden manejar su trasformación sin problemas, y otro raro pero real caso, eran los que nunca tuvieron contacto con la luna llena de pequeños, pero al crecer por una casualidad entran a transformarse, esto tiene efectos secundarios, desorientación, poco control sobre sus acciones, entrar estado salvaje pero no tan intenso como el de un infante, y la más común, pérdida de memoria. Ese parece ser su caso.
Volvió a las redes sociales y se mantuvo así toda la noche hasta que la alarma de su celular sonó, se levantó con pereza, estirándose y haciendo tronar sus huesos. Subió las escaleras dirección al baño, tomó una corta ducha, se vistió y se perfumó con una loción que una compañera de trabajo le regaló. Fue de nuevo a su cuarto, esperando que su mente le haya hecho una mala pasada, pero seguía ahí, suspiró con una pequeña sonrisa, tenía que ser positivo, no podía ser tan malo, de seguro no la pasaría tan mal.
Era como cuidar de un pequeño cachorro que apenas está siendo consciente de sí mismo, aunque este cachorro viene tamaño adulto joven.
Era adorable verlo dormir, su largo cabello llegaba a rozar con su nariz, levantándose al ritmo de su respiración, y cayendo nuevamente a su nariz, la cual se arrugaba por las cosquillas que su mismo cabello causaban.
Lance hace mucho no sentía esa calidez en el pecho; la soledad ya lo estaba afectando, volviéndolo cada vez más amargado. Acercándose al borde de la cama, se sentó. Retiró el cabello que cubría su rostro, observó sus facciones, para tener 26 parecía más joven. Era realmente ¿atractivo?
No, Lance tenía que quitarse eso de la cabeza, no podía estar interesándose se esa manera en completos desconocidos, ya le había pasado una vez..
Su nariz de manera cómica empezó a arrugarse, parecía olfatear al aire, tras un leve olfateó sus ojos se abrieron con lentitud, clavando su mirada sobre Lance. El vampiro quedó confuso, no decía nada y solo lo olfateaba. Unos cuantos segundos el hombre lobo estornudó, mostrando gestos de asco se tapaba la nariz.
–Hueles horrible –frunció el ceño.
Lance le restó importancia.
–Como sea, saldré a trabajar, puedes ir a ver televisión en la sala, si tienes tu celular contigo la clave del internet está pegada en el refrigerador; estimo que dentro de unas horas tu brazo estará curado, así que en el baño hay un botiquín lleno para todas tus molestias; y por si no te llenaste con la carne de ayer, en el refrigerador hay una tarjeta de comida samoana, te dejare algo de dinero.
Sin más, Lance se levantó, Keith parpadeó algo aturdido por tanta información, y antes de que Lance pudiera salir de habitación, lo detuvo.
–¿Por qué haces todo esto por mí? Aunque mi memoria no sea la mejor en este momento, no creo que nos conozcamos uno al otro previamente.
Lance se quedó parado en el marco de la puerta, mirando a la pared frente a él, como si esta le fuera a dar la respuesta, por él no la sabia. Volteó a mirar al hombre lobo que lo miraba confuso, al parecer sin ser consciente de que su cabeza estaba inclinada a un lado. Lance sonrió.
–Creo que estaba muy aburrido, y decidí arriesgarme de cuidar de un desconocido para sacarme de esta monotonía.
Con esto dicho y sin esperar una respuesta, se dirigió a su trabajo.
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Entre Garras y Colmillos - Klance
ÜbernatürlichesUn vampiro viviendo en una sociedad sin ser descubierto durante siglos suena algo imposible, pero para Lance esto no fue tan difícil. A pesar de tener al rededor de docientos años, su aparecía no supera los 25 años. Un día después de salir de su tra...