Capítulo IX

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Recorrieron todo el camino de regreso corriendo, afortunadamente el sol ya se había ido, así que Lance no tenía que cargar la molesta sombrilla, estaba exhausto su fuerza vital últimamente era muy débil, perecía más un humano normal que un ser sobrenatural.

–Perdón por hacerte pasar por eso –se disculpó Lance.

–No tienes que disculparte, debes tener tus razones para no hablarle sobre mí a tu amiga.

Keith iba a voltear a ver comprensivo a Lance, pero no lo encontró al lado de la puerta donde se suponía que estaba, escuchó ruidos en la cocina provenientes de la nevera, fue hasta aquel lugar y se encontró a Lance bebiendo sangre, denotando lo sediento que estaba, ya iba a empezar la tercera bolsa.

–Tengo que controlarme, esta es la reserva del mes, la o positivo más la a positivo no dejan un buen sabor de boca –habló Lance para sí mismo.

Regresó la aquella bolsa plástica con el líquido rojo dentro de la nevera, y soltó un suspiro agotado.

–Lance, tienes... –señaló la comisura de su labio a lo que Lance se relamió.

–Perdón por eso, estaba que moría de sed –se disculpó avergonzado, a lo que Keith negó diciendo que no era necesario.

Un mensaje llegó al celular de Lance, y lo leyó.

–Mi amigo Hunk me habló sobre que su familia necesita un repartidor en su restaurante, no sé si te interese, pero posiblemente te aburra quedarte aquí todo el día –ofreció Lance.

Keith pareció dudarlo, pero muy poco ya había buscado antes ofertas de trabajo, estar sin hacer nada lo estaba matando, además, con un trabajo puede pagar todo lo que le debe a Lance, así que inmediatamente aceptó.

–Genial, le diré que un conocido mío está interesado –habló mientras escribía–, te enviaré la dirección del restaurante, dice que empieces mañana.

El sonidito de un mensaje recién llegado llegó a los oídos de Keith, revisó su celular y en efecto, tenía un mensaje con la dirección del lugar.

Ambos fueron a la sala y se sentaron en el sofá a ver películas, se estaba por convertir una costumbre, al llegar la noche, Lance mandó a Keith a dormir, mientras que él se queda despierto toda la noche.

A la mañana siguiente Keith después de solo unos pocos días, ya sabía a qué hora Lance se levantaba a cocinar, así que colocó una alarma unos minutos antes, y de esta manera bajar a cocinar antes de que Lance diera un solo paso en la cocina, solo con tocino era más que suficiente.

–Despertaste antes de lo habitual –el vampiro se sentó justo a su lado en el comedor– ¿tenías mucha hambre?

Keith asintió llevándose comida a la boca, evitando mirarlo.

–A la próxima avísame y haré la comida más temprano –sonrió comprensivo apoyando su rostro sobre su mano.

Keith tragó con dificultad y negó.

–Me gusta cocinar, no tienes que preocuparte por mí –mintió, solamente no quería volver a comer lo que Lance cocina.

Después de esa casual charla empezaron los problemas de la nueva rutina, salir al mismo tiempo al trabajo significaban varios choques, por ejemplo Keith recién duchado intentando entrar al cuarto para cambiarse, pero Lance se encontraba dentro, así que decidía esperar escondido en el baño hasta que Lance acabara, intentar entrar al baño pero encontrar a Lance realizando una limpieza a sus colmillos, algo que le parecía algo extraño a Keith, pues de todas maneras no mostraría sus colmillos a nadie en el transcurso del día y principalmente choques en los pasillos.

Entre Garras y Colmillos - KlanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora