Son las 7:30; hora de ir a trabajar, se levantó con pereza y se estiró sintiendo el crujir de sus huesos. Se dirigió a la cocina y de la nevera sacó una de las bolsas con contenido rojo y espeso, no hay mejor manjar.
Llevó la bolsa a su boca y enterró sus filosos colmillos rompiendo el plástico y disfrutando de la refrescante bebida.
Soltó un sonido de satisfacción, y se relamió los labios.
–No está mal, o positivo, pediré más de esta.
Lanzó la bolsa vacía a la basura, fue a al baño y se limpió los labios con rastros de sangre, era todo un desastre a la hora de comer, disfrutó el sabor en su boca unos segundos y después se lavó boca y dientes, para no llegar al trabajo con olor a hierro.
Se desvistió quitándose la ligera bata de seda sin nada puesto debajo y entró a la ducha. Después de una refréscate ducha y un gran desayuno, se vistió con su típica ropa formal, fue hasta su oficina cambiando, después de todo no quedaba lejos, y se arregló el traje dándole un toqué informal al tener la corbata suelta y sin unos botones puestos mostrando su cuello hasta pequeños rastros de la clavícula.
Sabía que eso enloquecía a las mujeres así que aprovechaba y las ponía a hacer trabajo extra, siempre impresionando a su jefe por la eficiencia de los trabajadores y premiando a Lance.Terminó el trabajo del día y se dirigió a la oficina de su compañera y amiga -una de las pocas mujeres que no se sentía atraída por él-, y conversaron de temas triviales, uniéndose a los minutos su gran amigo Hunk, Lance se sentía afortunado de seguir vivo para conocer a tales maravillosas personas.
–Chicos, como hace mucho tiempo no he conocido unas tan buenos amigos como ustedes –podría decir décadas, pensó– los invito esta noche a mi casa a comer, les cocinaré mi especialidad de carne, con algo de vino, todo para ustedes.
Hunk lagrimeo de felicidad y Pidge le dedicó una adorable sonrisa afirmativa, acordando encontrase a las siete en su casa. Se despidieron sonrientes y volvieron a sus respectivos lugares, exceptuando por Lance que fue a la oficina de su jefe para recibir la noticia que ya se estaba tardando.
–Mc.Clain, espero que aceptes tu nuevo puesto, gracias a tu rendimiento...
Otra vez esos discursos cada que era ascendido, fingió alegría y sorpresa, estrechando sus manos. Salió de esa oficina, justo a tiempo para ir a comprar los ingredientes.
Salió del edificio y caminó unas cuadras para llegar a carnicería, compró la carne necesaria y de paso compró unos condimentos.
La cajera le invitó a un café, pero este tuvo que negarse con amabilidad.A esa hora el sol ya había caído, la luz de los faroles era tenue, pero suficiente para alumbrar el camino. Miró el cielo completamente despejado, dejando a la vista todas las estrellas y una gran resplandeciente luna llena.
Unos gruñidos animales asustaron al moreno, temiendo que el perro del vecino que lo odiaba estaba suelto.
Miró a todos lados y que sorpresa al encontrar a una persona retorciéndose en el suelo, jadeando, quejándose y gruñendo.Se acercó a este y tocó su espalda intentando trasmitirle tranquilidad, no tenía miedo de ser atacado después de todo. Y parece haber funcionado, los gruñidos pararon, pero los jadeos no.
–¿Te encuentras mejor?
El desconocido se iba levantando lentamente, volteó a ver a Lance a la cara, y se sorprendió de ver como a esos brillantes ojos morados tomaban un tono amarillo alrededor de la pupila.
–Por favor –se sujetó con fuerza de su camisa, rasgándola con sus garras– ayuda.
Eso fue lo último coherente que escuchó antes de que sus pupilas se encogieran y el color amarillo se adueñara de sus ojos, eran ojos de un animal completamente salvaje, y en su boca crecieron grandes dientes, y empezó a espumar, lamiendo su boca, con hambre.
Sin poder llegar a reaccionar, Lance fue apresado debajo de él, se estremeció al ser olfateado, al llegar a su pecho, al parecer su perfume le llamó la atención, porque abrió la boca dispuesto a morder.
Sin querer entrar en la violencia, pero sin otra opción, Lance le dio una patada en el estómago mandándolo al suelo, ahora cambiando de posiciones. El chico salvaje de cabellos negros forcejeaba y mordía al aire, intentando alcanzar algo de carne del moreno.
Lance se estaba preocupando de que los vecinos aparecieran de curiosos debido a los sonidos de lo que parecía ser una bestia salvaje, tenía que tomar medidas extremas, en un rápido movimiento, tomó su brazo y lo rompió, haciendo que se desmayara del dolor.
Se levantó y vio la espantosa escena, un adulto joven de piel blanca y cabellos negros con algunos rasgos caninos, en el suelo con un brazo roto. Lance empezó a entrar en pánico, hace mucho tiempo que no estaba en una situación en la que no sabía qué hacer.
En una decisión rápida, y esperando que sea la mejor, levantó sus compras y lo cargó en su espalda entrando a su hogar.
Desde ahora, su mundo también estaba cambiando.
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Entre Garras y Colmillos - Klance
ParanormalUn vampiro viviendo en una sociedad sin ser descubierto durante siglos suena algo imposible, pero para Lance esto no fue tan difícil. A pesar de tener al rededor de docientos años, su aparecía no supera los 25 años. Un día después de salir de su tra...