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De esperar a que Rose quisiera entrar a la casa, transcurrieron unos quince minutos o quizás un poco más. Ella se quedó dormida en mis brazos, con ayuda de los arbustos me pongo en pie para caminar en dirección al interior. Al pasar el umbral del jardín, Paul me mira, y decide acercarse, hasta encontrarnos en las escaleras. Coge a la pequeña para ser él quien le lleve a la habitación. Cuando entramos le hago de seña a Jenell que no haga ruido, ahora que mi hija se ha dormido, considero que es bueno que duerma cuanto quiera y sin interrupciones, dejo un beso en la cabeza de los tres pequeños y salgo del lugar con mi esposo. Danielle se quedará allí para cuidar que Jenell se duerma. Los brazos de Paul me atraen hacia su pequeño, acomodo mi cabeza para cerrar los ojos. Este día ha sido cansado, y aún no termina.

- ¿Qué hacían en el jardín? -me pregunta. -Subí a buscarles, pero Danielle me dijo que estabas con Rose, iba con ustedes cuando les he visto aparecer.

-La pequeña se había escabullido, y he ido a buscarle. Ever estaba conversando con ella, no quería entrar a la casa y nos quedamos un momento a solas. Rose me preguntó si yo no voy a morir nunca -susurro con los ojos húmedos. -Me dijo que mi abuelo es una estrella, me pareció muy lindo, y creo que ella ha encontrado su consuelo en eso. Creo que no debimos decirle, aún.

-Phoebe, hoy, mañana o en una semana, tendríamos que hacerlo. No habría ninguna respuesta para explicar que no le pudiese ver, a no ser que le mintiéramos diciéndole que se fue. Pienso que ha sido lo correcto, al menos ahora puede despedirse. Se sentirá triste, porque es normal, pero sabrá superarlo, así son los niños, y más con su edad. No son demasiado conscientes de lo que sucede. -Siento cuando deja un beso en mi cabello. -Deberías dormir, Phoebe. Te haría bien, por tu salud, así descansas un poco.

-Ya he dormido suficiente, Paul. Voy a estar bien, no me va a pasar nada por estar un rato más abajo.

-No, no, no. Usted, esposa mía, va a ir en este preciso instante a la cama. -Dice tomando mi mano para tirar de mí.

-Con una condición, quédate conmigo.

-Cada día de mi vida. -Responde con una enorme sonrisa, para luego besar mis labios.

Nos acurrucamos en la cama, con él acariciando mi espalda, sumado al cansancio y a alguna medicina que he tomado, más rápido que pronto, me quedo dormida.

Me remuevo en la cama, buscando un pequeño sitio donde poder acomodarme y seguir durmiendo, pero la cama me hace sentir incómoda. Abro los ojos, con la poca iluminación que hay, alcanzo a ver qué Paul se ha girado, duerme. Trato de no moverme demasiado para no despertarle, no por una tontería mía. Cierro los ojos y me acomodo abrazando la almohada, no funciona. Unos leves toques en la puerta llaman mi atención, son muy suaves y creo escuchar leves susurros, tan bajos de tono que es difícil identificarles. Levantándome despacio, dejo la cama para ir con dirección a la puerta. Al abrirla, me encuentro con mi pequeña rubia, medio adormilada. Danielle se supone que estaba cuidándole, y ella se le ha escapado.

- ¿Qué haces aquí, mi vida? -cuchicheo por lo bajo, en cuclillas para estar cerca.

-No puedo dormir. -Dice con un puchero en sus labios, refregándose los ojos que se ven como si estuviera a nada de llorar.

Me recompongo para poder cargarla entre mis brazos, ella se acomoda agarrándose de mi cuello. Me pienso la idea de irle a dejar, pero mi lado sentimental me obligada a dejarle con nosotros.

-Vamos a la cama con papá, Rose. -Le susurro al oído. -Pero no te muevas mucho para que no le despiertes.

-Si, mami. -Responde.

La dejo suavemente sobre la cama, justo al medio. Mi advertencia pasa desapercibida, en segundos se coloca acurrucada en las costillas de su padre. Mi Rose vive en el mundo al revés, definitivamente. Paul abre los ojos, al verle, la acomoda un poco más arriba de donde ella se había puesto, besa su frente, me sonríe y le rodea con los brazos, dejándola muy protegida. Apago la lámpara y me acuesto. Mi esposo busca mi mano en la cama, me acerco un poco más a ellos, de tal forma que yo también puedo estar a centímetros de nuestra hija. Deseando poder dormir un poco más, cierro los ojos.

TRES ZIMMERMAN PARA UNA GREY (THREE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora