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Me apoyo en la pared.
¡Qué terrible día!

Mi última firma de autógrafos en Buenos Aires llega a su fin. Aunque mis aire no son para nada buenos. La hora del evento ha coincidido con mis malestares del embarazo. Por el contrario de los dos anteriores, esta vez las náuseas aparecen después de cada comida, he tenido de esforzarme para terminar la firma, mi estómago simplemente no me dejó en paz no un solo instante. Incluso se tomaban recesos de cinco minutos para que pudiese tomar un poco de aire.

—Phoebe, ¿Ya has terminado? —Clama por mi Braulio, detrás de la puerta del baño. —No es por presionarte, pero el tiempo avanza y tenemos el almuerzo de despedida con los organizadores.

—En un minuto estoy lista. —Mojo mis manos bajo el chorro de agua fresca.

Retoco mi maquillaje para ocultar la palidez de mi cara. Salgo del baño y Braulio me está esperando. Me tiende uno de los vasitos de cafetería, y percibo el aroma a menta, el nuevo té que me va de las maravillas.

—Dime que estaremos en un sitio abierto o con ventanas, de otra forma me van a matar los olores, y no me hago responsable de lo que suceda. —Doy un sorbo a mi té.

—Es espacioso, si eso te ayuda en algo. —Bufo, me va a ir terrible. —Quise hablar con los organizadores, pero con todo el movimiento fue imposible. Y cuando lo conseguí, ya habían hecho la reservación.

—Ya que no hay nada por hacer, solo espero a que por lo menos nos toque una mesa con acceso fácil al baño. 

Una hora después, todo el equipo y los organizadores nos encontramos reunido en el dichoso restaurante. Que si no me sintiese tan mal como ahora, estaría maravillada de visitar un sitio tan bueno como este. Donde su personal es amable y servicial, y la comida es delicioso, todo parece tener buena pinta, pero no podría consumirlo. He ordenado una ensalada con un poco de queso y agua. Trato de poner mi mejor cara en todo momento, pese a que me siento incómoda y no estoy con la mejor disposición, ellos no tiene la culpa de mis hormonas alteradas y mi estómago renuente. El olor apestoso del ajo, me pone fatal, intento mentalizarme para ignorarlo, incluso hago el intento de respirar por la boca para no percibirlo, pero sé que está ahí. 

—Con su permiso, necesito retirarme unos minutos. —Dejo la servilleta sobre la mesa y me encamino hacia la salida. 

Si bien no creo llegar al grado de arrojar, la fatiguita que me deja que el sitio sea tan cerrado y la cantidad de olores que lo inunda, no puedo tolerarla. Hace un poco de frío, pero es tolerable. Lleno mis pulmones de aire fresco, me siento mucho mejor. 

—Phoebe, ¿Estás bien? —Sawyer aparece en cosa de nada. 

—Sí, es lo mismo de siempre. Cosas del embarazo con las que debo vivir los próximos meses. 

— ¿Necesitas algo?

—No, con estar aquí un par de minutos será suficiente. —Desliza su mano por mi espalda.

—Está bien, avísame cuando quieras entrar.

Dejo pasar unos cuantos minutos antes de entrar al restaurante, y dirigirme a mi mesa. Me disculpo con todos por haberles dejado solos, pero les explico que me encuentro algo indispuesta, sin entrar en detalles. Acabando el almuerzo, nos retiramos al hotel, tenemos un viaje por hacer, y todos los minutos cuentan. Cualquier retraso, arruina por completo los horarios previamente establecidos, por lo cual, me las arreglo para tener todo listo lo más rápido que puedo. Me recuesto en la cama para esperar a que Braulio venga por mi. 

Esta mañana no he conseguido contactar a Paul, por lo cual me di la tarea de llamar directamente a casa. Donde Danielle me comentó que estos días se ha estado muy temprano de casa, y solo le ve cuando está de regreso por la noche, ayer me dijo que todo marchaba a la perfección, pero con esto, empiezo a tener mis dudas sobre lo que me dice. Con lo sucedido anteriormente, me temo que me está ocultando algo. Hablaremos en otro momento.

TRES ZIMMERMAN PARA UNA GREY (THREE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora