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Cuando hay intriga, drama y mi arpía florece, solo significa una cosa: Estamos muy cerca de final, y lo mejor está por venir. :)
Saludos.  

—Hannah, ¿Conseguiste localizar a la señora Adams? —le pregunto desde la puerta.

—Sí. Justo estaba por ir a decírtelo, pero me quedé ordenando el escritorio. —Responde rápido. —Dice que les atenderá a las once, porque tuvo un problema con un traslape de la falda o algo así, pero que a esa hora les tendrá listo todo.

—Bien, ¿Algo más que deba atender hoy?

—Nada. Todas tus reuniones las pasé para mañana. —Suelta un suspiro de cansancio cuando el teléfono repica. Hannah se ve estresada. —Editorial Grey, buenos días. —Me mira y sonríe. —Por supuesto, yo le informo... adiós.

— ¿Sawyer?

—No, Danielle. Ya están por llegar, y escuché con claridad el balbuceo intenso que se trae Manuel. —Sonrío, mi niño precioso.

Le agradezco por su ayuda, y me adentro a mi oficina para coger mi bolso. Había decidido tomarme el día libre para ir de compras con Rose, pero he tenido que venir a firmar unos documentos. Ya falta nada para su entrada a clases, y yo aún no tengo todo lo que necesita, sobretodo el uniforme. Me despido de Hannah, no sin antes dejarle dicho que me informe de cualquier acontecimiento que suceda, el móvil siempre está encendido. Al cruzar la puerta que lleva a la recepción, me percato de que el auto ya ha llegado, y veo con claridad a Sawyer esperando fuera de la editorial.

—Buenos días, Sawyer. —Le saludo mientras sostiene la puerta para que salga.

—Buenos días, señora Zimmerman.

Subo al auto y lo primero que veo es a Rose, su mano está libre y se mira totalmente curada. Ella me aprisiona entre sus brazos, me acomodo en el asiento y la puerta se cierra. Manuel no se queda atrás y balbucea hasta que le cargo. Él recuesta su cabeza sobre mi pecho, le pido a Danielle que le prepare un biberón, puede que tenga hambre. Mi niña me platica sobre su cita con la psicóloga, ¡Le ha regalado un libro de cuentos! Y ella está más que feliz y no puede esperar a que estemos en casa para mostrármelo, puesto que va en la parte de atrás con las compras de la semana.

—Cariño, ya me lo mostrarás después del almuerzo, porque tenemos que ir por tus materiales de clases. —Le explico. Danielle me pasa el biberón, y mi hijo se pega a él, como le conozco.

— ¿Me compras más colores? —pregunta revoloteando sus pestañas.

—Ya veremos, Rose, ya veremos.

Dejamos a Danielle en casa, puesto que ella debe encargarse de arreglar la despensa y limpiar. Mi plan inicial era dejar a Manuel para evitarle el ajetreo del ir y venir que requiere este tipo de compras, pero, no ha querido separarse. Y Rose con ese corazón tan lindo que tiene, me pidió que lo llevemos "por favorcito". Estos niños Zimmerman son mi debilidad. En cuanto llegamos al centro comercial, nos dirigimos a la zona de papelería.

Reviso la lista que me brindaron en el colegio, todo está completo. Incluso con el lápiz extraño que Rose ha querido que le compre, tiene una bola azul donde se supone debería ir el borrado, ella se ha enamorado de ese detalle justamente, porque tiene brillitos. Esa cosa no la llevará a clases, ya me la imagino alucinada con el lápiz y las clases bien gracias. Ella camina por todo el sitio como si de su casa se tratase, mientras yo llevo en brazos a un total y plenamente dormido Manuel.

—Rose, vamos por aquí. —Le digo tomando su mano para adentrarnos al ascensor, con Ever a un lado y Sawyer esperándonos en el piso de arriba.

—Mami, yo quiero unos zapatos bonitos.

TRES ZIMMERMAN PARA UNA GREY (THREE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora