Cuando me recupero, voy al baño y me meto en la bañera, bueno, más bien barreño que tenemos.
Una vez limpia regreso a mi cuarto. Ya son las siete de la tarde, en una hora empezará la fiesta, y en media, un coche de caballos proveniente del palacio real nos recogerá para llevarnos.
Decido recogerme el pelo en un moño trenzado, con unos mechones saliendo de él. Después me pongo el vestido, los zapatos, y el collar.
Me sitúo frente al espejo y contemplo mi rostro.
El vestido azulado me favorece la piel, los tacones hacen que tenga una estatura más alta de lo normal, y el collar de perlas adorna mi cuello. Todo esto con un precioso peinado. Por último aplico un poco de polvos rosados a mis pálidas mejillas.
Al abrir la puerta encuentro a mi hermano vestido con el traje de chaqueta, y sin despeinar, que es bastante raro.
- ¡Qué guapo estás! – Exclamo, abrazándole.
Bajamos los dos a la cocina y veo a mi padre listo, con un traje parecido al de mi hermano, y a mi madre con un traje rojo y muy voluminoso, unos guantes blancos hasta el codo tapando sus manos, y un collar parecido al mío.
- Estas preciosa Sofía – me dice mi madre, con una sonrisa.
- Gracias – respondo, devolviéndosela.
Nos montamos en el carruaje que está aparcado fuera de nuestra casa y nos dirigimos al palacio real.
Por el camino veo bastantes coches como el nuestro, con distintas familias de toda la ciudad, y todos se paran en la entrada, donde aquel hombre me miró de esa manera al entregar el pan, recuerdo.
Cuando nos bajamos caminamos por los amplios jardines, ahora llenos de luces, pues ya es de noche, y entramos dentro.
Todo es precioso. El comedor es inmenso, los camareros ofreciendo aperitivos a los invitados, la música, una música tranquila, de baile, y, sobre todo, las personas con sus magníficos vestidos de seda.
Me separo de mis padres e intento localizar a Carla y a su acompañante.
Los veo bailando entre la multitud. Efectivamente, ella se ha puesto el traje que le regalaron por su cumpleaños, como me dijo. Es de color salmón y baja hasta los pies con ligeras ondulaciones.
Ella me ve y se dirige hacia mi.
- ¡Sofía! ¿Qué tal?
- Muy bien. Esto es inmenso. Ojala viviera aquí, ¿no crees? – pregunto.
- Sí, la verdad es que sería genial – afirma.
- Bueno…
El ruido de unas trompetas interrumpe nuestra conversación. Ese sonido significa que el rey, la reina y el príncipe van a entrar.
Todos nos giramos en dirección a ellos y aplaudimos cuando salen.
- Es todo un honor reunir a esta ciudad, en un día tan importante, como el cumpleaños de mi hijo – dice la reina – Ahora, disfruten del banquete y del baile.
Volvemos a aplaudir, y acto seguido todos vuelven a sus conversaciones, la música comienza a sonar de nuevo, y yo me giro para seguir hablando con Carla, pero me doy cuenta de que se ha ido.
Una figura se acerca a mí, y dice:
- ¿Me concede este baile?
- Eh… Claro, encantada – contesto, un tanto nerviosa, pues la persona que me lo ha pedido es nada más y nada menos que el mismísimo príncipe.
Nos dirigimos a la pista de baile. Él me agarra de la cintura y yo del cuello. Noto un escalofrío cuando sus manos se posan en mí. Él no parece advertirlo, y bailamos al son de la música.
Agradezco estar sujeta a él, porque sé que en escasos segundos cambiaré de época.
Holaa princes@s!!
En realidad no se muy bien todavía por qué subo este capítulo, teniendo en cuenta que el anterior solo lo ha leído una persona pero bueno... En fin, ¿Qué os parece la historia? ¿Os ha caído bien el príncipe?
Seguid leyendo la historiia, comentad qué os gusta y qué no os gusta.
Hasta luegoo!!!
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Las dos vidas de esa chica
RomanceSofía solía llevar una vida normal y corriente, como todo el mundo.Tras la muerte de su madre, se convertirá en una persona un tanto peculiar, y descubrirá el secreto que oculta su familia, y que ha provocado la muerte de su madre. Londres en dos é...