Capítulo treinta y tres

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- Nos vemos después de las vacaciones, chicas - me despido de ellas con un gran abrazo.

- Os voy a echar mucho de menos, espero que paséis unas Navidades estupendas - comenta Lexie.

Estoy en la puerta del aeropuerto lista para volver a casa.

Esta vez regresaré sola, ya que Lucía se queda en la residencia durante las vacaciones de Navidad. En un principio pensé en quedarme con ella, pero luego recordé que tenía unos asuntos que resolver.

Me monto en el avión, y empiezo a procesarlo todo.

Estoy lista. Sé qué época escoger. O eso creo. Ya me he despedido de Tobias y de Carla. No tengo que hacer nada más.

                                                                                         ***

Suspiro.

Llamo al timbre, y, al segundo, la puerta se abre, dejando ver la amplia sonrisa de mi abuela. Nos fundimos en un gran abrazo.

- Pasa cariño - anuncia con alegría.

Estamos sentadas en el salón, junto a la chimenea, tomando el chocolate caliente que mi abuela siempre hace.

- Bueno, ¿Y qué tal en la residencia? - Pregunta.

- Muy bien abuela, pero creo que tenemos que hablar de otra cosa antes - respondo.

- Claro.

No sé si estoy preparada para anunciar esto, aunque sé que tarde o temprano tendré que hacerlo.

- He decidido en qué época quedarme abuela - murmuro - no sé cómo funciona, ni qué tengo que decir, así que, si puedes ayudarme...

- Vale. Vamos a ver. Se supone que tienes que estar en la época en la que vas a quedarte.

- Entendido. ¿Qué más? - Pregunto nerviosa.

- Y simplemente tienes que decir la época que quieres elegir.

Me levanto del sofá y empiezo a dar vueltas, nerviosa. No sé cómo hacer esto.

- Elijo el... - De repente dudo, no sé qué elegir. ¿Me arrepentiré al final? - Presente.

No noto nada, simplemente veo a mi abuela sonriendo, y a continuación me abraza.

Empiezo a llorar. Pues no sé si se he hecho lo correcto. Me arrepiento al instante de mi decisión, aunque sé que ha sido la correcta. Me despedí de las personas que debía, creo que he hecho algo bueno.

- ¿Y ahora qué pasara abuela? 

- Nada, simplemente no volverás a viajar al pasado, y vivirás aquí en el presente.

Asiento con la cabeza.

                                                                                 ***

El estridente sonido del maldito timbre me despierta. Miro el reloj que está en mi mesilla. Las 7:30. ¿Quién coño llama al timbre de una casa a estas horas?

Vuelvo a meterme en la cama, pues no voy a levantarme a abrir la puerta.

Escucho a mi abuela bajar las escaleras, y vuelvo a cerrrar los ojos.

- ¡Sofía, baja, que hay una sorpresa para ti! - Grita mi abuela desde la entrada.

- Mierda - mascullo.

Me pongo las zapatillas y una sudadera, y a continuación bajo por las escaleras.

Pero lo que me encuentro me deja de piedra. Bueno, más bien, a quien me encuentro.

Las dos vidas de esa chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora