Capítulo treinta y uno

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Un inteso dolor de cabeza recorre mi cabeza en cuanto abro los ojos. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que me encuentro tumabada en mi cama.

No me acuerdo de casi nada de lo que pasó ayer, estoy muy confusa. Me toco la cabeza para intentar aliviar el dolor, y mientras, me levanto.

- Buenos días - saluda Lucía.

En ese momento me acuerdo de una cosa: Lo estaban haciendo. ¡Lo estaban haciendo!

- ¡Lo estaban haciendo! - Grito de repente.

- ¿Quién? - Pregunta Lexie, que se acaba de levantar en este momento.

- Lo estábais haciendo - contesto, dirigiendo una mirada furtiva a mi mejor amiga.

- Lo puedo explicar... - Intenta excusarse.

La verdad es que no tengo la menor idea de por qué me molesta tanto esta situación, solamente sé que me molesta, y además mucho. Al menos podría habérmelo dicho, podría haber insinuado cosas. Lo que más me molesta no es que mi mejor amiga lo hiciera con su... ¿Novio? No, con su amigo, si no que me enterara porque estaba borracha.

Entré en la habitación y los vi ahí... Eso es lo que más me molesta. Pero, el enfado se me pasa rápidamente al percatarme de que todas se están vistiendo y que llegaremos tarde si no me doy prisa.

Me pongo el uniforme, y, cuando las cuatro estamos ya listas, salimos a desayunar.

Una vez hemos acabado, salimos de la residencia y recorremos el pequeño trayecto hasta que llegamos al instituto.

Cuando llegamos, cada una se dirige a sus clases.

Me toca sociales. Dejo escapar un suspiro, pues no tengo ganas de dar clase hoy, y menos después de lo que pasó ayer, y del intenso dolor de cabeza que intenta penetrar mi mente.

Estoy pasando por el pasillo, y, de repente, veo a Lucas.

Un repentino pensamiento invade mi mente.

- Creo que deberíamos hacerlo - suelto de repente. Meto las manos debajo de su camisa y acaricio su torso.

- Estás borracha - replica él entre risas - mañana no te acordarás de nada.

- Por eso mismo - contesto.

Lucas me lleva hasta un sitio que no reconozco, me tumba y me acaricia la cara.

- Eres preciosa - dice.

Mierda, mierda, mierda, mierda. No me puedo creer que le dijera a Lucas que lo quería hacer con él.

Noto como mis mejillas empiezan a arder, seguramente a este paso se pondrán más rojas que un tomate.

Afortunadamente él no se percata de mi presencia, si no que sigue caminando como si nada. Espero no tener que hablar con él de lo que pasó, espero.

Entro en clase, y nuestro magnífico profesor nos ha preparado un maldito examen sorpresa, ¡Qué ilusión!

Me coloco mi asiento y comienzo a contestar a las preguntas.

                                                                             ***

- No, no, no, por favor que no vengan - digo interrumpiendo la conversación que estaban teniendo mis amigas.

- ¿Quiénes? - Pregunta Lexie.

Señalo con la cabeza a Lucas, que está con Dimitri, y ambos se aproximan con paso decidido a la mesa.

Las dos vidas de esa chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora