Capítulo catorce

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Escucho una música tranquila, pero a la vez alegre, y justo después abro los ojos y me encuentro con el príncipe sujetándome de la cintura con sus musculosos brazos, y yo con mis manos posadas en su cuello.

Doy un traspié, la verdad es que no se me da muy bien bailar, pero él logra sujetarme y me libra de una estrepitosa y vergonzosa caída.

-         ¿Te encuentras bien? – comenta con esa voz tan dulce, y llego a percibir un tono de preocupación.

No logro articular palabra alguna, por lo que simplemente sonrío y asiento. Él parece entenderme y continuamos con nuestra danza.

 Me agarra de la cintura repentinamente y me levanta, haciendo así que dé una vuelta en el aire. Observo sus ojos color avellana, y su tez, tan suave y perfecta. Él se percata de que no aparto la vista de su rostro y me mira también. Esboza una sonrisa, una perfecta, de oreja a oreja, y a continuación hace algo que no me espero para nada.

Cierro los ojos instintivamente, y noto que se acerca más a mí, ya el espacio que hay entre nosotros es inexistente. Me acaricia la mejilla suavemente, y acto seguido me da un dulce beso en los labios. Ese momento parece interminable. Tengo una sensación en el estómago que hace que esté nerviosa, pero a la vez me gusta. Me siento bien. Estoy feliz. No creo que esté momento tenga final, pero, evidentemente, estoy equivocada.

Tengo que separar mis labios de los suyos al escuchar gritar mi nombre a través de toda la sala.

-         ¡Sofía!¡Sofía! – reconozco esa voz al instante. Carla. Sigue gritando mi nombre, y no tengo más remedio que irme.

-         Lo siento, ahora vuelvo – le digo al príncipe. Éste esboza una sonrisa y a continuación me da un pequeño beso, esta vez en la mejilla.

-         Espero volver a verte, Sofía.

Me dirijo hacia donde está Carla. En un principio considero no acercarme a ella, pues está gritando y saltando como una loca, pero, al fin y al cabo, es mi mejor amiga.

-         ¡Estabas bailando con el príncipe! ¡Te estabas besando con el príncipe! ¿Sabes lo que eso significa?

Le digo que no con la cabeza, y me dice la única cosa que no esperaba oír.

-         ¡Tienes saliva de la realeza en tu organismo! – No sé, podría haber contestado que estaba mal porque era el príncipe, que estaba genial porque era el príncipe, pero, ¿Que tenía saliva del príncipe corriendo por mis venas en este instante? Era algo que no había pensado, desde luego, pero aún así era curioso. La verdad era que mi mejor amiga llegaba a ser bastante rara en algunos momentos.

-         Sí, tengo… tengo… saliva real – no consigo hablar a causa de la risa de aquel comentario tan absurdo.

-         Bueno, ¿Y cómo ha sido? ¿Besa bien?

-         Sí, pero sigue siendo el príncipe, y yo… pues una simple chica que reparte el pan y cuya madre es campesina.

-         Tal vez – contesta ella – pero no todas la chicas que reparten el pan y cuyas madres son campesinas tienen el placer de experimentar tal beso. Debe de haber sido… ¿Cuál es la palabra? Mágico.

Las dos vidas de esa chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora