Capítulo veintisiete

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Toda la habitación está impreganda con el olor a colonia de mi mejor amiga.

Me miro al espejo. Sinceramente, no me gusta la ropa que llevo. Este es el quinto vestido que me pruebo y tampoco me convence.

Lexie me ayuda a bajarme la cremallera, y me siento en el suelo de la habitación en ropa interior.

- Creo que iré así - les comento a mis amigas.

- No seas idiota - contesta Lucía dándome en la cabeza - trae. Ven.

Me da otro vestido, que, al igual que los otros, es precioso.

No tiene mangas, la parte superior es blanca y se ciñe a la cintura,  convirtiéndose en una falda de tul negra, por encima de la rodilla.

Me pongo lo tacones que Lucía me.da, negros. Me miro al espejo.

- No me gusta - espeto - Lucía, sé que quieres que vaya, pero creo que paso, en serio.

- Espera, espera, espera, espera - dice rápidamente.

Desaparece por la puerta del baño y vuelve cargada con una caja llena de maquillaje.

- Ni se te ocurra.

Yo no suelo pintarme mucho. Es más casi nunca me pinto. No me gusta. Lucía es todo lo contrario, hasta cuando está en su casa se pinta.

-  Por fi, por fi - se pone de rodillas.y me suplica.

- Bueno - digo finalmente - pero solo un poco.

Después de lo que me parece una eternidad, mis amigas terminan de maquillarme.

Me sitúo frente al espejo y contemplo mi rostro.

Tengo aplicada una gran cantidad de rímel, pintalabios, y bastante base.

- Lucía...

- Lucía nada, venga, vámonos que llegamos tarde.

Me agarra del brazo y salimos por la puerta hacia la salida.

Los tacones de las cuatro resuenan en el suelo de madera.

Salimos al jardín y una limusina negra y brillante nos está esperando.

Sí, más quisiera yo que fuera una limusina.

Lo que nos está esperando es un mugriento coche azul que cualquier día se caerá a pedazos.

Pero bueno, algo es algo.

- Se puede saber que mierda es... - Se queja Natalie.

- Deja de quejarte y subamos al coche - dice Lexie.

Nos encaminamos al automóvil, y cuando estamos solo a unos cuantos pasos, la puerta se abre, dejando ver a un sonriente Dimitri.

- Chicas, subir, venga que llegamos tarde.

Las cuatro nos montamos en los asientos traseros y nos dirigimos a la fiesta.

Tras unos quince minutos de trayecto, al fin llegamos a nuestro destino.

La casa de Jake es la más grande que he visto en mi vida.

En jardín tiene una piscina enorme, y, sorprendentemente, ya hay varias personas bañándose en ella.

Jake está plantado en la puerta principal, y cuando nos ve nos saluda.

- Venid chicas, os voy a enseñar la casa.

Subimos las escaleras y una serie de habitaciones se extienden a lo largo de un gran pasillo.

Vamos viendo todas las habitaciones una por una.

Su cuarto, los baños, y las demás salas.

Jake abre la puerta para enseñarnos la última habitación, y, al abrirla, nos encontramos con dos personas, una encima de otra, en ropa interior.

- Uy - dive Jake, cerrando la puerta detrás de ellos - bajemos a la planta baja.

Nos enseña el salón, en el que un par de chicos están viendo un partido de fútbol en una gran pantalla plana.

Finalmente nos dirijimos a la cocina.

Al traspasar el umbral, veo a un chico vestido con un delantal, cocinando unos pasteles.

- Hola chicas - es Lucas.

- Hola Lucas - decimos las cuatro al unísono.

- No sabía que cocinaras - comento.

- Sí, soy el mejor chef de toda la ciudad - contesta poniendo acento francés.

Dejo escapar una pequeña risita.

- Ven, prueba una de mis famosas galletas.

Me acerco y cojo una de las galletas, rellenas de chocolate. Están demasiado buenas, pero no se lo digo.

- Bueno... No es nada del otro mundo.

- Mentira, seguro que te encantan.

Le doy otro mordisco, hasta acabármela.

Él se acerca un poco más a mí.

- Tienes un poco de... - me quita lo que sea que tuviera, pero no me suelta.

Se acerca aún más, hasta que nuestras frentes se tocan.

- Lucas...

- shhh - me pone un dedo en los labios.

Sus manos pasan de estar en mi cara a estar en mi cintura, y las mías alrededor de su cuello.

Puedo escuchar su respiración entrecortada.

Noto cómo mi corazón se acelera cada vez más, seguro que hasta él lo puede escuchar de lo rápido.

El espacio que antes había entre nosotros ahora es inexistente, y es sustituído por un cálido beso que poco a poco se va convirtiendo en uno largo y ferviente.

No me doy cuenta de lo mucho que deseaba este beso hasta que acaba.

Noto un leve mareo.

- ¿Tan mal beso? - Pregunta Lucas, al ver mi cara, que probablemente esté pálida

- Lucas...  - Consigo decir - me voy a desmayar.

Holaa!!!

Bueno, antes de nada:

NO SABÉIS DE VERDAD CUÁNTO LO SIENTO ENSERIO.

Se me olvidó completamente que en Halloween iba a hacer un maratón, de verdad que lo siento muchísimo.

Sé que ya no es halloween, pero para intentar compensarlo subiré hoy los capítulos que iba a subir el 31.

Y por favor, nadie comenta en los capítulos:'(

Por favos los que leáis la historia comentad pliss.

Bueno, nos vemos en un ratito, cuando suba el próximo capítulo.

Hasta luego!!!

XxbeaxX

Las dos vidas de esa chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora