Capítulo veinticuatro

44 7 5
                                    

-         Sofía, ¿Estás bien? – pregunta Carla con los ojos abiertos de par en par.

-         Eh… Sí, claro, ¿Qué me decías? – le contesto, aún desconcertada por su mirada.

-         Te decía que creo que le gustas a Tobias – manifiesta.

-         No, no estoy segura de eso. De todas maneras, ya se ha hecho tarde y debemos descansar.

Las dos nos metemos en mi cama – en la que hay espacio de sobra para otra persona más – y al minuto, nos dormimos.

Toc, toc.

 

Toc, toc.

 

Toc, toc.

 

La puerta se abre y con los ojos entrecerrados consigo distinguir a mi madre.

-         ¡Venga chicas! Tenéis que despertaros ya.

-         Si, ay vamos mamá – contesto, aún medio dormida.

Al cabo de quince minutos Carla y yo ya estamos en la cocina haciendo el exótico desayuno.

-         Dejaos de tonterías y haced bien vuestro trabajo – nos regaña Paul.

Freímos los huevos y cortamos los fiambres. Los ponemos en platos de porcelana decorados con bordes dorados.

Servimos el desayuno. Tobias me mira con apego, pero luego vuelve la vista al frente.

Depositamos las bandejas en sus sitios correspondientes y luego volvemos a la cocina.

Desayunamos tranquilamente, y después Carla y yo subimos a mi lujosa habitación.

-         Bueno, será mejor que me vaya ya, hoy tengo que ayudar a mi padre en la tienda – dice cabizbaja.

-         ¿Pero vendrás otro día no?

-         Claro, vivir aquí está genial.

Acompaño a mi amiga a los jardines y veo cómo se marcha. Ahora vuelvo a estar sola. No tengo nada que hacer. Creo que sería más divertido si estuviera en la Academia.

Sin darme cuenta me he metido por los jardines y ahora estoy aquí, en la fuente. Veo a Tobias sentado, mirando al cielo. Parece realmente relajado. Me acerco lentamente sin que él se dé cuenta y me siento a su lado.

Me mira y sonríe.

-         Hola – digo para romper el silencio.

-         Hola.

Nos quedamos callados durante un rato, sin decir nada los dos, y, de repente, me coge la mano.

Sigue callado, no dice nada, no me mira, solo me coge la mano.

Y estamos así hasta lo que creo que pueden ser horas, sin decirnos nada, solo mirando al cielo y escuchando el sonido de los pájaros.

-         Pensaba que mi madre lo entendería – comenta por fin.

-         ¿Entender el qué? -  Pregunto intrigada.

-         Que estoy enamorado de una persona.

En ese momento siento algo que nunca había sentido. Es algo dentro de mí, pero no es una buena sensación. Me quedo callada, sin decir nada, porque ahora mismo no tengo nada que decir.

Desearía desmayarme en este momento, y no tener que volver a este instante nunca más. Pero no es así, por lo que lo único que hago es quedarme sentada en la fuente de piedra. Con el culo empapado por el agua que se sale, con esa sensación que se apodera de mi y sin hacer nada.

Y permanezco sumida en mis pensamientos.

-         ¿Sofía? - ¿Ha dicho algo? Me giro y le miro a la cara.

-         ¿Si? ¿Pasa algo?

-         Te estaba diciendo lo que mi madre piensa.

-         ¿Y qué es lo que piensa? – Me mira con desesperación – Perdón, es que estaba distraída.

-         Ella opina que debería estar enamorado de una persona que estuviera a mi nivel, como, por ejemplo, la princesa de Austria – yo a esa mujer la mataba. Me da exactamente igual que sea la reina de este país, sinceramente, creo que voy a convertir en una asesina.

No respondo, espero a que continúe, pero no lo hace.

-         Y… ¿Qué más da si no estás enamorado de una persona que esté a tu “nivel”? – Esto último lo digo entre comillas, y alzando la voz.

-         Ese es el problema – me contesta – que mi madre solo aprueba que esté con personas de la realeza, pero, el que yo esté enamorado de una chica que antes repartía el pan y que ahora vive en mi casa no lo aprueba.

Por poco se me sale el corazón del pecho. Creo que no lo he oído bien, pero no lo puedo preguntar porque me agarra de la cintura y me acerca a él. Poco a poco. Estamos a escasos centímetros uno del otro.

Noto sus cálidos labios en los míos. Aunque esté sentada con el culo ahora empapado por el agua de la fuente, probablemente cogiendo una pulmonía y con todo el sol dándome en la cara, es, sin duda, el mejor beso del mundo.

No se acaba.

Al final, me aparto despacio de él. Seguimos estando muy cerca, pero ya no nos besamos. No soy capaz de articular palabra. El sonríe, y me susurra:

-         Te quiero – me estremezco ante el contacto - Y me da igual lo que diga mi madre, tú eres mi princesa.

Me gustaría gritar un fuerte y sonoro “SÍÍÍÍÍÍÍÍÍ” pero me contengo.

Le doy un pequeño beso en los labios.

-         Tengo que ir a preparar la comida – indico – te veo luego mi príncipe.

Y me dirijo dando saltitos a preparar lo que ahora me parece algo maravilloso. El mundo me parece maravilloso. Tengo que contárselo a mi mejor amiga.

De repente me paro en seco.

¿A cuál de ellas? Me cuesta un poco asimilar la pregunta hecha por mi subconsciente, pero, cuando lo hago, me siento culpable.

Sigo caminando en dirección al castillo, pero no tardo mucho en volver a pararme.

Se me nubla la vista, y me temo lo peor.

Me estoy muriendo.

No, solamente voy al futuro.

Holaa!!

Losientolosientolosiento!

Sé que no he subido en toda la semana, pero voy a intentar subir al menos dos capítulos por semana.

También es que estoy escribiendo otra historia con mis amigas, @rebeccadams y @anita9t como ya os dije, y me gustaría mucho que la leyerais.

Bueno, ya os digo que en Halloween haré un maratón. Subiré como mucho diez capítulos y como mínimo cinco.

Bueno, esto es todo.

Votad, comentad, y compartir la historiaaa

Graciias!!

Hasta luegoo

xbeax

Las dos vidas de esa chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora