Capítulo veintitrés

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La chica se para en frente de nosotras. Sí, tiene el pelo azul. Es…

-         ¿Natalie? – Pregunto.

-         Eh… Sí, ese es mi nombre, ¿Y tú eres? – responde, claramente desconcertada porque sé su nombre – Yo soy Sofía.

Lexie y Lucía también se presentan. Las cuatro nos contamos lo que hemos hecho en verano, Lexie se ha ido a un campamento y Natalie, que viene de Gales pero se ha mudado a Inglaterra lleva viajando todo el verano.

Luego cada una se dispone a sacar sus cosas de la maleta y a hacer de nuestra habitación un lugar más amigable. En las paredes alrededor de mi cama cuelgo un póster de Divergente, y en el corcho que hay pongo fotos de mi familia y mis amigas.

Después de que cada una decore su parte como quiere la habitación queda mucho más acogedora. Tenemos una estantería donde están todos los libros que necesitaremos este año y algunos que nosotras hemos traído para leer.

Cuando ya se hace tarde, decidimos que nos tenemos que ir a dormir, pues mañana será un día duro. Me pongo mi pijama y me meto en la cama.

El ruido de los porrazos contra la puerta no es suficiente para despertarme. Lucía tiene que zarandearme hasta que abro los ojos.

-         ¡Venga, que llegamos tarde!

Nos vestimos con el uniforme. Una falda de cuadros y una camisa blanca con una corbata. Una jersey, o chaqueta, yo personalmente prefiero la chaqueta y los calcetines por debajo de la rodilla y unos zapatos.

Bajamos corriendo al comedor para poder desayunar. Todo el mundo está charlando animadamente. Nos sentamos en una mesa las cuatro junto a otras chicas, que no había visto en mi vida y desayunamos las tostadas.

Luego vuelvo a subir a la habitación a lavarme los dientes y a coger la mochila. Cuando acabo salgo y, junto a Lucía, caminamos hacia el colegio.

La primera clase que tenemos – todas juntas, por suerte – es física. Me siento junto a Lucía y nos sumergimos en la aburrida clase que tenemos por delante.

La siguiente clase que tenemos es historia. No hemos empezado ni la clase cuando el profesor salta:

-         La semana que viene tenéis examen.

Todos nos quedamos pasmados pero asentimos con la cabeza mientras nos miramos unos a otros desconcertados.

Estoy concentrada, haciendo los ejercicios que tengo que hacer, cuando noto que no paran de mirarme.

Giro la cabeza hacia un lado disimuladamente y mis ojos se encuentran con los de Lucas por un momento. Él aparta la mirada en cuanto me ve.

No sé lo que pensar. Le deje claro que no me gustaba, pero… No estoy segura de si…

-         ¡Sofía! – Exclama de repente el profesor - ¿Qué es lo que he preguntado?

-         Eh… - Me quedo un rato pensando, a ver si me acuerdo, pero, después de unos minutos, respondo, con la cabeza gacha – no lo sé.

-         Más vale que de ahora en adelante empiece a prestar atención – me regaña.

El timbre por fin suena y salgo corriendo al recreo. Como en esta clase no estaba con ninguna de mis amigas, voy a buscarlas, pero Natalie me encuentra antes.

-         Ah, hola Natalie.

-         ¡Hola! – Exclama, claramente feliz.

Nos dirigimos a la sombra de un frondoso árbol, en el que nos tumbamos y hablamos. Al poco rato llegan Lucía y Lexie no muy animadas.

-         ¿Qué os pasa? – Pregunto

-         Nada, que nuestro profesor de matemáticas es idiota – responden - ¿Qué tenéis ahora?

-         Inglés, creo – contesto.

Cuando suena otra vez el timbre Lucía y yo volvemos a nuestra clase de Inglés y Lexie y Natalie van a música.

Después de lo que me parecen las dos horas más largas de mi vida por fin terminamos. Nos reunimos todas en el comedor y comemos la comida – que no puede estar peor – sentadas en una mesa junto a Justin, el, bueno, no se puede decir novio, pero el “algo así como novio pero no” de Lucía. También está el chico nuevo, Dimitri, Josh, un amigo de Justin y, no, no puede ser.

Lucas.

-         ¿Todas conocéis a Dimitri no? – Pregunta Josh.

Asentimos con la cabeza, y Natalie también se presenta, ya que ella es nueva.

-         ¿Y a Lucas? – Dice Justin, esta vez.

Lucía me lanza miradas acosadoras y Lucas se queda mirándome fijamente. Me sonrojo, y, como nadie contesta, digo yo, en un susurro que todos parecen oír:

-         Sí.

-         ¿Pero ya os conocíais? – cuestiona Lexie. Mierda. – Eh… Bueno, el caso es… Que, bueno…

-         Sí – expresa Lucas finalmente.

Mierda. ¿Por qué ha dicho que sí? ¿No podía decir que no? Todos empiezan a preguntar que de qué nos conocemos, y, como a mí no se me ocurre nada que decir, todas las preguntas las contesta Lucas. En ningún momento menciona nada de lo que le dije ni de lo que pasó, pero creo que se hacen una idea.

Cuando acabamos de comer, como no tenemos más clases, volvemos a la residencia. Hago la tarea que me han mandado, me ducho, y luego bajo a cenar.

Ceno junto a Lexie y Natalie. No sé dónde está Lucía, pero a saber qué está haciendo…

Cuando volvemos a nuestra habitación, estoy dispuesta a ponerme el pijama, pero, de repente entra Lucía, casi sin aliento, y dice, entre jadeos:

-         Tenemos… Que, que ir.

-         ¿A dónde? – Pregunta Natalie.

Mierda. No. Esperaba que no se acordara, pero me equivocaba.

-         Lucía, lo siento pero yo este año no voy.

-         Por favor, por favor, por favor, por favor.

-         Que no. Enserio, esta vez no.

Como siempre, acabo yendo. No me apetece nada, pero Lucía me iba a obligar de todas formas, es muy pesada para estas cosas.

Salimos por la parte trasera del edificio, y caminamos por un terreno sin asfaltar hasta que llegamos a nuestro destino.

Llegamos y todos los de nuestro curso están, en bañador, al igual que nosotras. Hace un montón de frío ahí fuera, y lo único que tengo para abrigarme es una toalla.

Todos los años, el primer día de clases, por la noche, es una antigua tradición – aunque quién se la inventara tenía que ser idiota, porque con el frío que hace no hay quien lo haga – y todos los alumnos tienen que zambullirse en el lago que hay a unos kilómetros de la residencia.

El año pasado, como era mi primer año, fui. No cojo una pulmonía de milagro, pero si que pasé resfriada unas semanas.

En fin.

-         UNO…. DOS…. Y…. ¡TRES! – Saltamos todos al agua.

Está helada. Creo que me voy a congelar. Intento salir a la superficie lo antes posible, pero, no, no esta vez. Por favor.

No puedo salir, ya que me desmayo.

Holaa!!!

Bueno, quería deciros que a partir de ahora no voy a subir tan a menudo, pues ya he empezado las clases, pero intentaré subir lo más seguido posible.

Bueno, y si os gusta la historia pues votad, comentad, y compartir la historia:)

Hasta luegoo!!

Las dos vidas de esa chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora