3. Poderes arácnidos 3/5

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Entonces, factor humano... lo impredecible... una nunca sabe lo que puede llegar a pasar y tampoco sabe cómo reaccionar en el momento.

Nunca iba a saber que ese accidente pasaría y mucho menos sabría como terminaría.

Veo que el médico hablaba y hablaba, no hacía nada más. Le contaba a sus colegas, le hablaba a mamá. Ella estaba deshecha pero trataba de mantener la compostura, claro que era algo que no se espera... es impredecible.

Mamá es una súper mamá. Historiadora, Relacionista Internacional y, para mi suerte y la de todos, intérprete de lengua de señas argentina. En realidad, ella, Leo y yo lo somos.

Impredecible.

Mamá estudió en sus veintes y se mantuvo cerca de la comunidad sorda, incluso mientras trabajó en el exterior.

Después de todo eso, cuando teníamos edad suficiente, nos mandó a Leo y a mí al mismo instituto. Por lo que los dos ahora somos como mamá. Nos gusta el voluntariado, mantenemos la práctica y nos divertimos con las personas de la asociación.

Decía... mientras el doctor hablaba, mamá señaba como loca, y yo me iba enterando de todo lo que me había pasado.

Que me pasó? Sufrí un barotraumatismo en el oído medio. Es una lesión que ocurre a causa de presión. Básicamente, mi tímpano reventó, y los huesos que hacen que el sonido llegue a lo coclear, están, rotos?.

Una operación es una opción, ya que podrían brindarme algo de sonido, pero tendría que usar implantes y audífonos que salen bastante plata. No es que nos falte... pero simplemente no estoy preparada.

Resumen. Sorda, con posibilidades de recuperar un 0,003% de audición.

Si, claro.

Hablando de dramas. Damas y caballeros, de metro ochenta, viniendo de las montañas de Bogotá Colombia, el rolaso, mi padre, Juan Pablo Villamil entrando dramáticamente por la puerta.


No les miento, yo tenía lágrimas en mis ojos.

Nuevamente, movimiento de labios.

Dolor en mi pecho.

Ya no escuchaba a mi papá.

Agarraba mi cara y yo simplemente negaba, por lo que le digo en lo que a mí me parece un susurro.

— Perdón... pero no te escucho.-

Sus manos caen en la camilla, su cara se transforma y me abraza largándose a llorar.

Papá lloró muy pocas veces. Agreguen esta a la corta lista.

Limpia mis lágrimas y deja besos en mi frente. Puse mi mano en su pecho y sentía que me decía cosas.

Como cuando era chiquita y me tenía en sus brazos. Sentía una vibración salir de su pecho, pero ya no sentía su voz.

Trate de ser lo más fuerte posible por ellos dos, hasta que llegó Leo con una cara de miedo terrible.

Se para en el umbral de la puerta y ahí lo veo recuperarse y aliviarse cuando me ve sentada. Quiere acercarse pero mamá lo para un segundo. Ella sabía que se iba a desesperar, es impulsivo como papá, incluso más, cualquiera diría que es hijo biológico de él, con esos ojos verdes que tiene.

Mientras mamá le cuenta, papá pone su mano en su hombro y el se agarra la cabeza mientras me mira. Siento como si le dijeran que estoy embarazada del capo de la mafia.

Bueno, quizá no. Pero de verdad Leo amagó a irse, se paseó la mano por la cara, los pelos y el cuello y vino decidido hacia mí para modular.— Nara, me escuchas?.-

SORDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora