31. Regalos y arreglos.

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***

Mi cumpleaños siguió con toda esa gente adulta jugando al twister.

Mi tía Caro peleando con mi tío Marto, tío Talo empujando a papá...

— Y yo creía que nosotros éramos los "niños".- digo en voz alta haciendo que me miren.

Negué con la cabeza.

Siento que tocan mi hombro y al darme vuelta, ahí está el viejo más simpático.

— ABUELO!.- mis brazos rodean a ese vejestorio que me abraza con la poca fuerza que tiene.

Sentí sus manos en mi pelo y mis lágrimas querían salir.

Mi abuelo no está teniendo buenos momentos de salud, y tengo mucho miedo.

Ya se, es parte de la vida, pero básicamente crecí más de la mitad de mi vida a su lado.

Agarre su arrugada cara y lo besé por entero haciendo que ría.

• Mi nieta preciosa.- repite mi pantalla.• cómo estás?.-

— Mejor ahora que te veo, viejo gruñón.-

• Ah! Respetando a sus mayores, justo como le enseñé.- volvi a reír.

Mamá abraza a papá y deja besos en su mejilla, mirándolo con adoración.

Mi abuelo le devolvía la mirada y las caricias.

Mi abuela se acerca.

• Para mi no hay abrazos ni besos?.-

— Para vos hay doble.- le digo y la beso otra vez por entero. Estos viejos son mi vida, y agradezco poder vivir una parte de mi vida con ellos. Soy consciente de que hay personas que no llegan ni a conocerlos, por lo que soy afortunada.

Mi abuela María me regaló una manta tejida por sus propias manos, la cual considero que va a ser mi bien más preciado, porque tiene detalles hermosos, es gigante y calentita. Tiene mucho trabajo y mucho cariño.

Mi abuelo se sentó en el sillón y yo jugué con Lázaro, quien se quedó hasta la tarde.

— Lalo.- le susurro, o al menos eso creo, y el me mira, deteniendo el trabajo de pintar unos libros.— le podrías decir a Lucas que me encantaron sus regalos? Y que le agradezco mucho el haberse tomado tantas molestias?.-

El nene lo piensa y asiente. Pero agarra mi teléfono.

• Y por qué no le mandas un mensaje? O lo llamas?.-

— Porque... me quedé sin saldo en el teléfono.- le miento como si no hubiese más remedio.

Lalo asiente y levanta su pulgar.

Se hizo de tarde y pasaron a buscar a Lázaro.

Tenía la tierna esperanza de que fuera Lucas, pero era Damian, quien me miraba de una forma distinta que no puedo descifrar.

— Gracias por dejar que se quede.- le digo con una sonrisa sincera y Lázaro me abraza.

• Gracias a vos Nara...- asentí y después de verlos ir, cerré las rejas.

Cuando vuelvo a mi lugar, cerca del abuelo, él comienza su interrogatorio.

• Y ese nene?.-

— Creí que te contaron Héctor... es Lázaro, el nene de la pileta.-

• Ajá... y entonces quién es Lucas?.-

Me alarmé.

Miré a los costados y me di cuenta de que no había nadie en la sala.

SORDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora