21. Cena.

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Una figura se aparece en mi espejo.

Era Nehuen.

Dice mamá que te apures, que hace diez minutos que te estamos esperando.-

Estaba poniéndome los aros en forma de argolla plateada mientras me aseguraba que todo esté bien.

Terminé por usar un vestido negro de mangas algo sueltas que se ataban con unas cintas a la muñeca. Una tela más oscura tapaba todo a partir del pecho. Y se ataba al cuello con un pequeño moño. Unos zapatos tipo botas cortas con taco, medias negras y un saco color vino. Hacía frío.

Mi pelo estaba suelto con unas ondas sobre mis hombros. Mi maquillaje no fue gran cosa. Base, rimel, delineador y un tono nude en mis labios.

Era lindo, y no parecía una de 24.

— Que tal estoy?- le pregunto dándome vuelta.

Nehuen me sonríe y levanta sus pulgares.

Lindisima.-

— Gracias, Gracias... vos y yo sacamos los genes buenos de la familia.-

Se ríe y se va de mi pieza. Yo agarro mi teléfono y también bajo.

Me encuentro con que estaban literal, todos.

Amancay tenía un vestido beige que ama porque tiene apliques en el pecho, medias blancas y zapatos negros. Nehuen tiene un jean, camisa azul y un pullover bordó. Leonardo, un pantalón beige, camisa celeste y chaqueta azul, zapatos marrones, claramente yo le había dicho que se compre ese outfit, mi hermano no sale de la ropa deportiva.

Los señores Villamil estaban para la foto. Mamá tenía un vestido azul oscuro al cuerpo que cubría sus rodillas, zapatos de taco beige que hacen juego con su sobre de mano y su campera negra. Su pelo, dioso como siempre caía a los costados similar al mío.

Papá tenía un jean negro, una camisa gris y un saco de vestir a juego con sus pantalones, junto con unos zapatos de punta negro. Mamá babeaba, juro que la vi sonrojarse.

Señores... ya son grandes, por favor.

Me agarraron escalofríos al pensar en mis padres teniendo vida joven y me sacudi para sacarme todo eso de la cabeza.

El flash de la cámara del tío Isa me sacó de todo.

El levanta sus hombros mientras veo que sonríe.

Leonardo se da vuelta y se me queda viendo. Estoy segura que le gustó mi vestido pero no me lo va a decir porque es un idiota orgulloso.

Estás muy linda.-

O capas soy muy prejuiciosa.

Después de hacer un movimiento con la cabeza  indicándole mi agradecimiento, papá deja un beso en mi cabeza y se despide de mis tíos que se quedan en casa.

El viaje no fue muy largo en realidad. Habrán sido veinte minutos

Mi teléfono se ilumina.

• Nehuen, arrugas mi vestido!.-

• Si no te creyeses la Infanta Isabel de Castilla y usaras menos mi espacio, tu vestido no sufriría.-

SORDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora