56. Damian.

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Lázaro levantó sus ojitos y me miró con temor, buscaba que le diga que estaba todo bien.

Está bien ~Lalo~... anda a tu habitación y juga o lo que quieras, cuando terminemos de hablar con tus papás, voy a subir, así sabes que estoy bien.- señé para él... estuvimos mucho tiempo practicando y Lázaro es muy intuitivo, uno de sus hemisferios está más desarrollado que el otro; eso le permite un aprendizaje acelerado.

Lázaro asiente bastante triste.

— No llores enano, solamente vamos a hablar, les pienso contar lo mucho que los quiero a vos y a tu hermano, si?.- asiente con un poco más de voluntad y luego de un abrazo, se va por las escaleras.

Suspiré y me levanté, me había agachado para poder ver a Lalo a los ojos. Me voltee y ahora es a Damian a quien miro a los ojos.

— Supongo que queres hablar.- con la voz firme, buscaba darle seguridad y calma a Lucas, no quería que se pelee por un estupido error mío.

Leticia se acerca sólo un poco.

• Por qué no vamos al living, mejor?.-

Y así Lucas agarró mi mano y me llevó a la sala conjunta, guiándome al sillón. Me senté y él a mi lado sin soltar nuestra unión en ningún momento, y sentí la tensión correr por su cuerpo. Sus papás se sentaron frente a nosotros, en los sillones individuales.

• Bien. Voy a decirles cómo van a ser las cosas.- dice Damian mientras apoya sus codos sobre sus piernas, entrelazando sus manos, inclinándose hacia adelante.• Lucas, vas a empezar a hacer todo doble... doble turno en el trabajo, doble materia en la facultad; y vos Inara, voy a hablar con tus padres y, con todo el dolor, voy a tener que pedirte que no vuelvas a esta casa.-

Asentí mientras sentía crecer las respiración de Lucas. Aprete su mano al sentir que iba a hablar.

— Entiendo lo de no pisar tu casa, Damian, pero no entiendo el resto.- le digo calma.

Una risa sarcástica veo salir de él.• Por qué?! Porque esto no es normal!. Lucas, dieciséis años!.- parece gritarle.• Tus papás se van a enterar de esto Inara, lo lamento, pero se tienen que enterar.-

Sonreí.— Tengo varias cosas para decirte.- y es cuando su cara cambia por una de confusión, seguramente por mi paciencia.— primero, ya no tengo dieciséis, ayer cumplí dieciocho, y me extraña, porque vos mismo estuviste en esa fiesta. Segundo, soy una mujer adulta, a quien le enseñaron todo lo que tiene que saber sobre relaciones adultas. Tercero, no existe un parámetro de normal. Entiendo, si mi hermana estuviese con alguien más grande, también me volvería loca, pero la legalidad es algo que marca la línea, y yo ya la crucé. No te miento, si, fuimos ilegales unos meses, pero eso ya pasó. Cuarto, mamá ya sabe. Lamentablemente discutí con papá y me vi obligada a irme por hoy, pero algún día supongo que se calmará. Y quinto, te tengo mucho respeto y teniendo eso en cuenta, con la mayor de las vergüenzas, tengo que decirte que este no es tu problema, puede gustarte o no, pero tanto Lucas como yo, ya somos adultos. Nos lastimamos mucho estando separados intentando darte el gusto... no más. Así que no- te metas...- me puse de pie.— y si, entiendo que no quieras verme en tu casa, mi papá tampoco. Sólo voy a saludar a Lázaro. Se lo prometí.-

Y sólo con consentimiento de Leticia, porque dejé a su marido pensativo, subí y me dirigí a la habitación de Lalo.

Las piernas me tiemblan, eso fue lo más irrespetuoso que hice alguna vez.

Al llegar a la puerta me adentré al mismo tiempo que tocaba la puerta. Veo a Lázaro sentado en el piso abrazando a su peluche, diría que bastante asustado. Al verme se levanta de golpe y corre para abrazarme. Tira de mí y hace que me arrodille.

SORDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora