55. Blanqueo.

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Había pasado una noche increíble con Lucas. Es tan cuidadoso y tan dulce conmigo, pero sabe hacerme llegar a mis extremos. Desbordo de locura, sabe dónde besarme, sabe qué hacer conmigo, así como yo se exactamente los puntos que lo hacen delirar. Como los besos en su pecho, como cuando mis manos recorren su espalda cuando está encima mío...

Me trajo a casa porque decidimos que no queríamos jugar con nuestra suerte. Entré en mi habitación y me quité los zapatos mientras recordaba cómo caían de la misma manera en aquella habitación.

Cerré mis ojos mientras me quitaba el vestido del cual Lucas se encargó horas atrás, recorriendo con sus manos cada centímetro de mi piel.

Me puse el pijama y recordé la preocupación de mamá. Decidí dejarle un mensaje, avisándole que ya estaba en casa, y así me dormí, llena de satisfacción, pensando en todo lo que hizo mi familia por mí, en mis amigos, y en el amoroso y cuidadoso novio que tengo conmigo.

Pero había algo en esa palabra que me era... extraña ... "amoroso".

Puede que exagere, pero hay algunas cosas con las que claramente no tengo experiencia, y no se sobre relaciones de pareja, menos si se trata de alguien mayor, que de seguro ya está acostumbrado a otras cosas.

Cuándo es correcto sentir algo más que cariño?

Cuándo se supone que se comienza a amar?

Cual es el límite?

Cómo se siente amar?

Cómo se siente ser amado?

Todas esas preguntas las tuve siempre, no me mal entiendan, pero en este momento, en el que puedo hacer una comparación, una diferencia... no sabría decir.

Quiero a Lucas, y el me quiere a mí, haríamos lo que fuese por el otro, pero supongo que no estamos en esa altura de la relación.

Por el momento elijo ser feliz con lo que tengo, y esperar a que esta relación sea lo mejor que tengamos.

Me levanté sintiéndome feliz, me habían llegado mensajes de Lucas.

Lucas Barrionuevo D'Lucca

- Buen día hermosa,
sólo te dejo este
mensaje para que
sea lo primero que veas.
- Me encanta estar
con vos, y me encantó
lo de anoche...
si, llamame cursi si
queres, no me importa.
-PD: me encantas.

Sonreí. Me encanta que sea tan atento, y siempre fue así conmigo. Sacamos lo peor y lo mejor de cada uno.

- Vos si que sabes levantar
mi humor.

-Estabas de malas?
- Qué pasó?

Reí .

-Nada, recién me levanto, claramente estoy de malas cuando recién me levanto.

- Claro, tenes razón.
- Sos una gruñoncita.

- Exacto.

-Pero si te pasara algo...
me lo dirías, no?

Aterrarlo con estas cuestiones sentimentales sobre el amor y demás, no merecen la pena, al menos no por ahora.

Baje las escaleras con el teléfono en mis manos.

SORDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora