33. Roto

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***

• Venimos a acompañar a nuestra paciente para monitorearla en su nuevo entrenamiento.- dice el jefe de médicos.

Lucas asiente y va hasta nuestro entrenador que al verme, se alegra.

— ~Hola Nara.- modula exageradamente para mí y veo a Lucas negar con la cabeza. No le gusta que me hablen de esa manera. Nunca le gustó.

— Hola Ema. Dónde me pongo?.-

• Hoy vas a prepara...
• Emanuel, no te escucha.- veo que la conversación se interrumpe con eso último y lo veo atrás con una expresión fría.

— Está bien... tengo... tengo un reloj. Mi teléfono está cerca y está enlazado a la aplicación.-

El asiente y se va. Ahora entiendo a lo que se refería Leticia.

• Bueno, conectate y entra cuando estés lista.- me dice Emanuel.

No les voy a mentir, volver al agua fue algo difícil. Tuve ataques de pánico, y un dolor psicológico en mis oídos y cabeza.

Con ayuda aprendí a superar todo eso.

Pusieron unos tapones con micro tecnología que envía datos que percibe sobre la presión de mis oídos. Por otro lado, pusieron otras cosas para percibir mi ritmo cardíaco y respiratorio.

Me metí lentamente a la pileta y revisaron que todo funcione.

Una vez todo estaba listo, Emanuel me dió la rutina.

De a poco trate de seguir, pero la supervisión de Lucas me ponía nerviosa y entonces pasó.

Pánico.

El aire me faltó.

Por suerte estaba llegando a la orilla del lado profundo de la pileta y me aferré del borde para salir y sacar el agua que tragué.

Respirar me quemaba en el pecho.

Mi equipo corrió conmigo y pusieron una mascarilla de oxígeno en mi cara.

Cuando estuve bien me los saqué de encima.

• Inara, creo que te estas desconcentrando. Hace rato que no te pasaba esto...- dice mi médico con mi teléfono en frente, pero alguien muy descortés lo interrumpe.

• No estás lista.-

Levanté mi mirada y él estaba ahí cruzado de brazos, con una cara seria y hasta diría que enojado.

Mi médico llama mi atención.• No diría que no está lista, viene haciendo un buen trabajo hace tres meses, quizá hoy no es su día.-

• Entonces no nos arriesguemos a tener que sacarla otra vez.-

Auch.

— Disculpame, imbécil...- le digo mientras me pongo de pie.— y vos sos?.- achinando mis ojos.

• Sabes perfectamente quién soy.- manteniéndome la mirada.

— Exacto, entonces a no ser que veas mis lecturas o seas el que me llamó para volver a entrenar, no tenes lugar a opiniones. Solamente te paras ahí en el borde, te fijas que siga nadando y si ves que ya no estoy, llamas a los guardavidas para que me saquen, porque ese es tu trabajo. Hacelo.-

— ~No te pases.- dice y no necesité de la grabación.

— Vos tampoco. Si tenes un problema conmigo, lo resolvemos a fuera del club, pero acá yo vine a reinsertarme.-

Me dió la espalda y se fue.

Tocan mi hombro.

• Probamos saltos?.-

SORDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora