47. Bobos y Monos.

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Definitivamente no.- niega papá.—no hay manera de que usted salga así...-

—~ Juan...-

— No me importan tus tonos Emilia... mírela, se le ve el ombligo!.-

Si se preguntan, había elegido un "total black", pantalones ajustados de gomina, zapatos atados a pulsera, y una especie de crop-top negro que, en mi defensa, cubría bastante de mi fisionomía. Todo negro a excepción de la campera de jean.

— Tengo una campera de Jean...- abriendo las solapas, mostrando la prenda.

La cual no está cerrada...-

Papá...-

Leonardo baja y me ve de espaldas.• Qué pasó?.-

Me di vuelta y lo primero que ve es mi torso. Sus ojos se abren de par en par y veo cómo se tensa su mandíbula y se aprietan sus puños. Cierra sus ojos y veo como inhala una gran cantidad de aire. Al exhalar abre sus ojos.

Okay... okay... del uno al diez, qué tan cómoda te sentis con eso que tenes puesto?- buscando razonar conmigo.

— Mmmm... ocho.- luego de pensarlo deliberadamente.

Y porqué quitaste dos puntos a una seguridad completa.- esperanzado de que tenga que cambiarme.

— Un punto menos porque sus caras hacen que me sienta insegura.- los veo bajar la mirada.

Veo que papá se va a atender su teléfono.

Perdón por eso... y el otro?.- asintiendo muy maduro.

Los tacos no son muy cómodos.- estirando mi pie y moviéndolo en círculos.

Mamá y Leonardo se ríen, en lo que papá se aparece con apuro y me muestra la pantalla.

-~ CLARO QUE NO!.- veo modular a tío Marto del otro lado de la pantalla.

- Siempre un gusto verte Tío .-

- Lo se bonita, pero esta vez tendré que estar del lado de tu padre...-

Amancay baja con más ropa en sus manos, con sus cachetes rojos. Ella venía ayudándome con el look, tiene más sentido de la moda que yo, se la pasa viendo esas revistas.

Inara, te dije que no terminamos.-

Estoy bien con esto enana, gracias.-

-~ No, no... deje que su hermana le ayude y quítese esa pupera, se le ve todo.- interpreta mamá lo que dijo tío Marto.

Mamá voltea los ojos rendida de tanta época de las cavernas... aunque creo que en ese momento si se podían ver los ombligos.

Exacto!- termina Cay.— Ahora díganme, esta pollera negra o el vestido rojo?.- mostrando los diminutos trapos en sus manos.

Les mostré mi punto de por qué estaba cómoda con lo que tenía puesto y todos enmudecieron.

Pues yo creo que es un bonito pantalón.- dice tío Marto.

Ni que fuese tan corta esa camiseta.- le acota papá.

Te combinan bien los zapatos.- termina Leo y mi cara de victoria sale.

Amancay parece bufar y baja sus manos frustrada.

Bien, podes salir así entonces, pero la próxima te pones el vestido.-

SORDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora