69. Amigos. 3/3

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Las puertas de la entrada  se abrieron y revisaron el auto.

Al verme bajar desabrigada, Jeremias se sacó el saco y lo puso en mis hombros.

qué pasó?.- pregunta mirando de mala gana a Lucas.

— No ... ahora no, por favor.- le pido a la heladera y asiente.

Tío Talo llegó y me abrazó con urgencia.

—~ Estás bien?.- con sus manos en mi cara. Asentí con pena. Lo mismo con tía Macarena.— Supongo que sólo queres que te dejen sola, de otra forma sólo te habrías quedado durmiendo en tu casa, no?.- asentí y es que eran de las cosas que mas me gustaban de mi padrino. Aprendió a separarse un poco de ese sobreprotector, para ver qué es lo que una necesita.

•Nara.- me volteo y ahí estaba.— Lo hablamos mañana, si?.- pretendiendo irse.

— Necesito que te quedes... podes?.- mi petición lo tomó por sorpresa .—o me voy con vos... yo...puede quedarse? Siento que al menos voy a conciliar el sueño...- después de un suspiro asiente.

Fuimos a la que es mi habitación... porque si, tengo mi habitación en esta casa, beneficios de ser una ahijada concentida. Y su única condición, era que dejemos la puerta abierta. Y así lo hicimos.

Jeremias entró con el botiquín de primeros auxilios e hizo millones de preguntas sobre las personas que golpee y que dejaron esas marcas en mis muñecas y brazos.

Cuando le dije que habían sido los compañeros de Leo de la facultad, noté la tensión en su mandíbula.

— Vos sabes algo...- le digo mirando lo que hace, pero niega.— no soy idiota, Jeremias, investigas a todos en las casas Crestino y Markhez-Villamil, qué sabes?.-

Lo veo suspirar.

Sólo que ese Andres tiene un par de acusaciones por acoso... y... si, creo que sí abusó de alguien, pero no se concretamente si fue así, mucho menos la persona.- suspiré con angustia.— lo bueno es que supo defenderse señorita.- asentí mientras atrapaba mis piernas sobre la cama con mi mano izquierda, que ya había sido vendada.

— Tengo un buen entrenador, después te paso el número.- intenté bromear, pero salió con total desgano.

Una mueca salió de él entendiendo la situación y se levantó.

Descanse.- asentí.

— ~Nara, yo...- dice Lucas mientras se levanta y apunta a irse.

— Crees...?- me mira atento.— crees que te puedas quedar? Al menos hasta que me duerma.- parecía desarmado, preocupado, como si mi petición le hubiese quitado un peso de encima.

Asiente y viene conmigo. Lo invito a que de acueste.

— Se que esto empeora todo... pero de verdad...- ni siquiera necesitó de mis tontas excusas. Simplemente se sacó las zapatillas, se recostó y me llevó con el.

Dejé salir todo el aire que mis nervios me obligaban a contener y me aferré a él.

— No se que hubiera pasado si Fabricio no aparecía en ese momento.-

• No pienses en eso.- dice y la vibración de sus cuerdas, su perfume, todo me era tan familiar.• Olvidate de eso, descansa un poco.-

— Gracias por esto... lo necesitaba.-

• Siempre Nara.-

Hice una mueca y cerré mis ojos.

Desperté con un movimiento en mi hombro.

SORDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora