41. Porcelana.

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***

— ~Porcelana?.- mientras se sienta.

— Si, porcelana.- cruzándome de brazos.

• Te juro que no entiendo.-

Suspiro.— No me quejo de tus besos... me quejo de tus formas...- paso mis manos por mi cara.— es... quiero...- nuevamente no se usar mis palabras.

Lucas me ve colapsar y se levanta para agarrar mi cintura y buscar mis ojos.

— ~Tranquila.-

Cómo explicarle que no sos una nena?

Lo empujé hasta el sillón, cayó sentado y yo me senté encima de él con mis piernas a cada lado de su regazo. Mis manos quedaron aferradas al respaldar del sillón y siento las suyas en mi cintura.

Sus ojos azules estaban atónitos.

No les di importancia y simplemente pegue mis labios a los suyos.

No tardó en responder. Es más, sus labios se movían tiernamente sobre mis labios.

Nuevamente.

Porcelana.

Mordí su labio y mi lengua siguió por detrás para aliviar esa sensación. Apenas abrió su boca, no dude en adentrarme y saborear todo. Acaricié su lengua y desaceleré mis movimientos sobre él, pasando una de mis manos a su cuello.

Cuando siento que ya había dejado claro mi punto, suelto poco a poco el labio inferior que había succionado sin vergüenza alguna.

Apenas me despego y nuestras respiraciones agitadas chocan una con la otra.

— No soy porcelana.- creo susurrarle.

Lo veo asentir.

• Mensaje recibido.- dice mi reloj y al mirarlo puedo ver lo idiota que lo dejó mi beso.

— Necesito pruebas.-

El asiente fuerte y siento sus manos en mi cintura.

Me tumba en el sillón y veo en sus ojos una intensidad diferente, a lo igual que su sonrisa, no la vi nunca.

Ataca mis labios y esta vez si responde a mis sugerencias. Una de sus manos se mueve a mi cuello y dominó completamente la situación. No se en qué momento su lengua entró, pero dejó caricias divinas sobre la mía, me mordió varias veces y logró callar algún gemido mío, sonido que hacía que apriete todavía más en mis caderas.

Nosotros dos, nuestros besos, nuestras caricias, nadie más.

Mis manos fueron alrededor de su cuello y subieron hasta perderse en su pelo oscuro.

Nos separa nuevamente y luego de un beso en mi mentón, se pierde en mi cuello. Mi jadeo, estimo que bastante audible, hizo que levante su mirada y esa sonrisa salga nuevamente para volver con sus besos a mi cuello. Sentí las caricias de su lengua, sus succiones y sus mordidas.

Después de un rato empecé a sentir otras cosas, como una sensación desesperada que iba desde mi vientre para abajo y la sensación de mi novio sobre mi cadera.

Volvió a mis labios pero no duró mucho.

~Porcelana no. Entendido.- modula para mí con su pecho descontrolado por esa respiración acelerada.

— Al fin.- le sonrío y vuelvo a besarlo.— ahora cómo se supone que me despida sin saltarte encima después de esto?.-

Esa sonrisa sexy sale para atormentarme.

SORDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora