capítulo 30

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Me despierto temprano en la mañana de un domingo gris después de una noche de sueño asombrosamente reparador, y me quedo tumbada mirando fijamente mis cajas. Deberías ir desempaquetando tus cosas, me regaña mi subconsciente, juntando y frunciendo sus labios de arpía. No, hoy es el día. La diosa que llevo dentro está fuera de sí, dando saltitos primero con un pie y luego con el otro. La expectación, pesada y portentosa, se cierne sobre mi cabeza como una oscura nube de tormenta tropical. Siento las mariposas en el estómago, además del dolor más oscuro, carnal y cautivador que me produce el tratar de imaginar qué me hará. Luego, claro, tengo que firmar ese condenado contrato... ¿o no? Oigo el sonido de correo entrante en el cacharro infernal, que está en el suelo junto a la cama.

De: Christopher Evans

Fecha: 29 de mayo de 2011 08:04

Para: Emma Irwin

Asunto: Mi vida en cifras

Si vienes en coche, vas a necesitar este código de acceso para el garaje subterráneo

del Escala: 146963.Aparca en la plaza 5: es una de las mías. El código del ascensor:

1880.

De: Emma Irwin

Fecha: 29 de mayo de 2011 08:08

Para: Christopher Evans

Asunto: Una añada excelente

Sí, señor. Entendido.Gracias por el champán y el globo de Charlie Tango, que

tengo atado a mi cama.

¡Puedo conducir el Audi con tacones! Justo a las 12.55 h entro en el garaje del Escala y aparco en la plaza 5. ¿Cuántas plazas tiene? El Audi SUV está ahí, el R8 y dos Audi SUV más pequeños. Compruebo cómo llevo el rímel, que rara vez uso, en el espejito iluminado de la visera de mi asiento. En el Escarabajo no tenía. ¡Ánimo! La diosa que llevo dentro agita los pompones; la tengo en modo animadora. En el reflejo infinito de espejos del ascensor me miro el vestido color ciruela... bueno, el vestido color ciruela de mamá. La última vez que me lo puse Christopher quiso quitármelo enseguida. Me excito al recordarlo. Qué sensación tan deliciosa... y luego recupero el aliento. Llevo la ropa interior que Taylor me compró. Me sonrojo al imaginar a ese hombre de pelo rapado recorrer los pasillos de Agent Provocateur o dondequiera que lo comprara. Se abren las puertas y me encuentro en el vestíbulo del apartamento número uno.

Cuando salgo del ascensor, veo a Taylor delante de la puerta de doble hoja.

Taylor-—Buenas tardes, señorita Irwin

Emma—Llámame Emma, por favor.

Taylor- Emma-Sonríe. —El señor Evans la espera.

Christopher está sentado en el sofá del salón, leyendo la prensa del domingo. Alza la vista cuando Taylor me hace pasar. La estancia es exactamente como la recordaba; aunque solo hace una semana que estuve aquí, me parece que haga mucho más. Christopher parece tranquilo y sereno; de hecho, está divino. Viste vaqueros y una camisa suelta de lino blanco; no lleva zapatos ni calcetines. Tiene el pelo revuelto y despeinado, y en sus ojos hay un brillo malicioso. Se levanta y se acerca despacio a mí, con una sonrisa satisfecha en esos labios tan bien esculpidos.

Yo sigo inmóvil a la puerta del salón, paralizada por su belleza y la dulce expectación ante lo que se avecina. La corriente que hay entre nosotros está ahí, encendiéndose lentamente en mi vientre, atrayéndome hacia él.

Chris- —Mmm... ese vestido —murmura complacido mientras me examina de arriba abajo—. Bienvenida de nuevo, señorita Irwin —susurra y, cogiéndome de la barbilla, se inclina y me deposita un beso suave en la boca.

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