capítulo 18

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  Y no puedo tocarlo. Bueno, esto no me sorprende. Y esas estúpidas normas... No, no, no puedo. Me cubro la cara con las manos. No es manera de mantener una relación. Necesito dormir unpoco. Estoy agotada. Las travesuras físicas hechas la últimas 24 horas han sido francamente agotadoras. Y mentalmente .... Oh es demasiado Una auténtica jodida mental. quizás por la mañana no me parezca broma de mal gusto. Me levanto y me cambio rápidamente. Voy al baño a lavarme los dientes en camiseta y pantalones cortos de pijama. Me mira en el espejo del baño. No puedes estar planteándotelo en serio mi subconsciente parece cuerda y racional, no mordaz, como suele ser.La diosa que llevo dentro no deja de dar saltitos y palmas como una niña de cinco años. Por favor di que sí, si no acabaremos solas con un montón de gatos y tus novelas por única compañía.

Él único hombre que me ha atraído, y llega con un maldito contrato, un látigo y un sinfín de puntos y cláusulas.Bueno, al menos he conseguido lo que quería este fin de semana. Me ruborizó al recordar sus manos y su boca sobre mí, su cuerpo dentro del mío.cierro los ojos y siento en lo más hondo la exquisita tensión de mis músculos.Quiero hacerlo una y otra vez. Quizá si solo me quedo con el sexo ... ¿lo aceptaría? me temo que no.
¿soy sumisa? Quizás lo parezco.quizás le di esa impresión. Soy tímida sí, .... Pero ¿sumisa? ¿es lo mismo? Y esos límites tolerables ...alucino, aunque me tranquiliza saber que tenemos que discutirlos.
Vuelvo a mi habitación. Es demasiado en lo que pensar. Necesito aclararme, plantearmelo Y mentalmente... Oh, es demasiado. Como dirían  una auténtica jodienda mental. Quizá por la mañana no me parezca una broma demal gusto.  Me levanto y me cambio rápidamente. Necesito el contacto dealgo mimoso y tranquilizador. Voy al baño a lavarme los dientes encamiseta y pantalones cortos de pijama  Me miro en el espejo del baño. No puedes estar planteándotelo en serio... Mi subconsciente parece cuerda y racional, nomordaz, como suele ser. La diosa que llevo dentro no deja de darsaltitos y palmas como una niña de cinco años. Por favor, di quesí... si no, acabaremos solas con un montón de gatos y tus novelaspor única compañía.El único hombre que me ha atraído, y llega con un malditocontrato, un látigo y un sinfín de puntos y cláusulas. Bueno, almenos he conseguido lo que quería este fin de semana. La diosaque llevo dentro deja de saltar y sonríe con serenidad. ¡Oh, sí...!,articula con los labios asintiendo con aire de suficiencia. Me ruborizo al recordar sus manos y su boca sobre mí, su cuerpo dentro del mío. Cierro los ojos y siento en lo más hondo la exquisitatensión de mis músculos. Quiero hacerlo una y otra vez. Quizá sisolo me quedo con el sexo... ¿lo aceptaría? Me temo que no.¿Soy sumisa? Quizá lo parezco. Quizá le di esa impresión en laentrevista. Soy tímida, sí... pero ¿sumisa? Dejo que me avasalle... ¿Es lo mismo? Y esos límites tolerables... Alucino, aunqueme tranquiliza saber que tenemos que discutirlos Vuelvo a mi habitación. Es demasiado en lo que pensar. Necesito aclararme, planteármelo por la mañana, cuando esté fresca.Guardo los transgresores documentos en el bolso. Mañana... mañana será otro día. Me meto en la cama, apago la luz y me tumbomirando al techo. Ojalá no lo hubiera conocido nunca. La diosa que llevo dentro cabecea. Las dos sabemos que es mentira. Nuncame había sentido tan viva.Cierro los ojos y me sumerjo en un sueño profundo en el quede vez en cuando veo camas de cuatro postes, grilletes e intensosojos azules. 

  A la mañana siguiente  mamá me despierta. 

mamá-llevo llamándote un buen rato. ¿Te has desmayado?Mis ojos se niegan a abrirse. No solo se ha levantado, sino queha salido a correr. Echo un vistazo al despertador. Las ocho de lamañana. Vaya, he dormido más de nueve horas.

emma-¿Qué pasa? —balbuceo medio dormida 

mamá-Ha llegado un tipo con un paquete para ti. Tienes que firmar.

emma-¿Qué? 

mamá-Vamos. Es grande. Parece interesante.Da unos saltitos entusiasmada y vuelve al comedor. Salgo de lacama y cojo la bata, que está colgada en la puerta. En el comedorhay un chico elegante con coleta y una caja grande en las manos 

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