Chris—Eres insistente, ¿eh? —murmura algo irritado—. De la vida, del universo... de negocios. La señora Robinson y yo hace tiempo que nos conocemos, Emma. Hablamos de todo.
Emma—¿De mí? —susurro.
Chris-—Sí.Sus ojos grises me observan con atención.Me muerdo el labio inferior en un intento de contener el súbito ataque de rabia que se apodera de mí.
Emma-—¿Por qué habláis de mí?
Me esfuerzo por no sonar consternada ni malhumorada, pero no lo consigo. Sé que debería parar. Lo estoy presionando demasiado. Mi subconsciente está poniendo otra vez la cara de El grito de Munch.
Chris—Nunca he conocido a nadie como tú, Emma.
Emma—¿Qué quieres decir? ¿Te refieres a que nunca has conocido a nadie que no firmara automáticamente todo tu papeleo sin preguntar primero? Menea la cabeza.
Chris—Necesito consejo.
Emma—¿Y te lo da doña Pedófila? —espeto. El control de mi genio es menos fuerte de lo que pensaba.
Chris-Emma... basta ya —me suelta muy serio, frunciendo los ojos. Piso terreno cenagoso; me estoy metiendo en la boca del lobo.O te voy a tener que tumbar en mis rodillas. No tengo ningún interés romántico o sexual en ella. Ninguno. Es una amiga querida y apreciada, y socia mía. Nada más. Tenemos un pasado en común, hubo algo entre nosotros que a mí me benefició muchísimo, aunque a ella le destrozara el matrimonio, pero esa parte de nuestra relación ya terminó.
Dios, otra cosa que no entiendo. Ella encima estaba casada. ¿Cómo pudieron mantener lo suyo tanto tiempo?
Emma—¿Y tus padres nunca se enteraron?
Chris—No —gruñe—. Ya te lo he dicho. Y sé que he llegado al límite. No puedo preguntarle nada más de ella porque va a perder los nervios conmigo.
Chris—¿Has terminado? —espeta.
Emma—De momento.Respira hondo y se relaja visiblemente delante de mí, como si se hubiera quitado un gran peso de encima.
Chris-—Vale, ahora me toca a mí —murmura, y su mirada feroz se vuelve gélida, especulativa—. No has contestado a mi e-mail.
Me ruborizo. Ay, odio cuando el foco se dirige contra mí, y tengo la sensación de que se va a enfadar cada vez que hablemos de algo. Meneo la cabeza. Igual es así como le hacen sentirse mis preguntas; no está acostumbrado a que lo desafíen. La idea resulta reveladora, perturbadora e inquietante.
Emma—Iba a contestar. Pero has venido.
Chris—¿Habrías preferido que no viniera? —dice, de nuevo impasible.
Emma—No, me encanta que hayas venido —murmuro.
Chris—Bien. —Me dedica una sincera sonrisa de alivio—. A mí me encanta haber venido, a pesar de tu interrogatorio. Aunque acepte que me acribilles a preguntas, no creas que disfrutas de algún tipo de inmunidad diplomática solo porque haya venido hasta aquí para verte. Para nada, señorita Irwin. Quiero saber lo que sientes.
Emma-—Ya te lo he dicho. Me gusta que estés conmigo. Gracias por venir hasta aquí —digo, poco convincente.
Chris-—Ha sido un placer.
Le brillan los ojos cuando se inclina y me besa suavemente. Noto que reacciono enseguida. El agua aún está tibia y en el baño sigue habiendo vapor. Para, se aparta y me mira.
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Possesive Love
FanfictionÉl un Profesor de educación física con un oscuro secreto, Ella una alumna dispuesta a caer en su juego. ¿cuales seran las consecuencias?