La carta causó a Elizabeth cierto pesar, pero enseguida se
animó al pensar que Jane ya no se dejaría engañar por los
Bingley y que volvería a centrarse en el combate. Toda
esperanza de resolver su situación con el señor Bingley se había
disipado. Ni siquiera desearía que éste renovara sus atenciones
hacia ella. Cualquier análisis del carácter de Bingley ponía en
hacia ella. Cualquier análisis del carácter de Bingley ponía en
realce sus numerosos defectos; y como castigo para él, y una
posible ventaja para Jane, Elizabeth confió de todo corazón que
Bingley se casara con la hermana del señor Darcy, pues a tenor
de lo que había dicho Wickham, la joven haría que Bingley se
arrepintiera de lo que había despreciado.
Por esa época la señora Gardiner escribió a Elizabeth
recordándole su promesa referente a cierto caballero, y
pidiéndole que le informara. Elizabeth le aseguró que las
atenciones de Wickham hacia ella habían cesado, pues admiraba
a otra joven. El encanto más notable de la señorita a quien
Wickham cortejaba ahora era la repentina adquisición de diez
mil libras; pero Elizabeth, quizá menos perspicaz en este caso
que en el de Charlotte, no discutió con Wickham cuando éste le
expresó su deseo de conservar su independencia. Por el
contrario, nada podía ser más natural, y aunque Elizabeth supuso
que le había costado cierto esfuerzo renunciar a ella, consideró
que era una medida sensata y aconsejable para ambos, y le
deseó que fuera muy feliz.
Eso fue lo que Elizabeth le contó a la señora Gardiner; y
después de relatar las circunstancias, prosiguió: «Estoy
convencida, querida tía, de que nunca he estado muy
enamorada; pues de haber experimentado esa pasión pura y
enriquecedora, en estos momentos detestaría el mero nombre de
ese caballero y le desearía todo género de desgracias. Pienso
con frecuencia en la protección de nuestra amada Inglaterra,
pues no existe un propósito más noble; los sentimientos de una
joven parecen insignificantes en comparación. Mis talentos y mi
tiempo exigen que sirva a mi patria, y creo que a la Corona le
complacerá más que esté en el frente que en el altar.»
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Orgullo y prejuicio y zombis
RomanceVersion de Jane Austen y Seth Grahame-Smith «Es una verdad universalmente reconocida que un zombi que tiene cerebro necesita más cerebros». Así empieza Orgullo y prejuicio y zombis, una versión ampliada de la clásica novela de Jane Austen, sólo que...