Remontaron los ríos de Inglaterra, descendiendo cada vez más al sur y arrasando todo a su paso, desde Northumbria hasta Repton en Mercia, donde desembarcaron.
Los guerreros comenzaron a preparar el campamento alrededor del río. Sigrid había aprendido a rodearse de escuderas fieles. Muchos la miraban, condes y reyes, obviamente pensaban que ella era una posible llave para controlar Alvheim y su oro y no paraban de acercarse como ratas, Harald el primero de todos.
El rey noruego avanzó hacia ella y sus escuderas alzaron los escudos y se pusieron frente a su señora.
El rey hizo una reverencia frente a la muchacha.
— ¿Podemos hablar?
Sigrid puso la mano sobre el hombro de una de sus guerreras.
— Bajad los escudos. Bien ¿Qué deseáis, rey Harald?
El hombre alzó las manos.
— Simplemente agradeceros por vuestra ayuda en batalla — Ambos comenzaron a caminar juntos, seguidos de las escuderas — Me salvasteis la vida aunque agradecería que no lo divulgaseis por ahí. Tengo una reputación que mantener.
Sigrid rió.
— No lo haré y ahora agradecería que me dijeseis que queréis, sin rodeos.
— Me interesa preguntaros sobre la salud de vuestro tío, el rey Egil el Justo — Harald le dirigió una mirada circunspecta — Me encantaría conocerlo.
— Os encantaría muchas cosas, rey Harald. Queréis ser rey de toda Noruega, queréis conocer a mi tío y...derrocarlo. Somos un reino noruego, para ser rey de toda Noruega deberíais eliminarnos o subyugarnos.
— O...tomar por esposa a una princesa de Alvheim.
Sigrid paró en seco.
— Lamento decir que eso roza lo imposible. Sabéis que estoy con Ivar.
— Y sé que Ivar no puede daros lo que se le debe dar a una mujer — Señaló el alrededor — Hay cosas que se dicen a voces, Sigrid. Pregúntate quién puede protegerte mejor ¿Un tullido...o yo?
— Declino vuestra protesta, rey Harald. Le prometisteis a aquella mujer convertiros en Rey de Noruega así que cumplid vuestra palabra ¡Ah! Y no necesito que nadie me proteja, para eso tengo mi escudo.
Sigrid se acercó a los hijos de Ragnar mientras afianzaba su capa sobre los hombros. Todos estaban igual, hacía un frío que pelaba y, a pesar de todo, las pieles seguían siendo algo ineficientes.
Sigurd estaba cortando carne de un ciervo asado mientras que sus hermanos comían, sentados en rocas y formando un círculo. Floki sirvió a Sigrid un vaso de hidromiel y ella se sentó junto a Ivar.
— Creo que los sajones son tan tímidos como algunas mujeres — Comentó el Deshuesado — Su corazón es débil, no creo que sean una molestia para nosotros.
— No sabes bastante Ivar — Dijo Björn, con la mirada clavada en la tierra — No has visto suficiente. Son valientes, yo he peleado contra ellos.
Ivar alzó los brazos.
— ¡Yo hablo de lo que ven mis ojos, Björn! Y lo que veo es que sus hombres salen corriendo, veo como su Dios sin agallas huye al ver a nuestros dioses.
— Escucha lo que te dice tu hermano mayor — Le aconsejó Sigrid, temblando.
— Al menos por una vez — Rogó Ubbe mientras ofrecía a Ivar un vaso — La gente que ves huir no son guerreros, no son ellos los que deben luchar para proteger el reino.
ESTÁS LEYENDO
La Edda de Ivar el Deshuesado
FanficEl viento soplaba con la noticia que susurraban las alas negras de todos los cuervos de Odín, el gran Æsir: Ragnar Lothbrok había muerto. Los pueblos vikingos se preparaban para la guerra, se preparaban para la venganza. Los hijos, descendientes del...