Pacto de honor y amor: I

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El funeral de Sigurd fue el más silencioso y tétrico que los ojos de Sigrid hubiesen visto desde la muerte de su padre. Todos guardaban silencio y miraban a Ivar, miraban al asesino, hijo de Ragnar Lothbrook que mató a su propio hermano. Olaf rodeaba los hombros de la princesa con un brazo y varias escuderas les rodeaban.

Quemaron la barca y el cadáver de Sigurd que a buen seguro iba camino al Valhalla. La multitud se fue dispersando poco a poco.

— Debemos hablar, Ivar — Dijo Björn frente a su hermano. Su rostro no mostraba la altanería de siempre sino un semblante serio y frío.

— Vale — Ivar bajó la mirada. Sus ojos mostraban tristeza y miedo, era obvio que no quería matar a su hermano y que todo fue un error, un tremendo error. Sigrid lo sabía pero algo en su ser le decía que corría peligro, Ivar le daba miedo — ¿Sig...puedes venir?

Ella abrió la boca, tratando de decir algo pero las palabras no le salieron.

— Yo debo...preparar a mis guerreros para el viaje — Apartó la mirada al ver cómo el rostro de Ivar se volvía lívido y blanco — Lo siento.

Olaf y ella se marcharon a paso ligero.

Fueron hacia el río. Decenas de barcos de Alvheim estaban atracados. Los guerreros se quitaban las armaduras para no hundirse en la travesía y cargaban provisiones, tesoros, esclavos y armas. Los drakkar ya estaban casi listos para volar rumbo a casa. Los sacerdotes sacrificaban una cabra a la diosa Freyja y a los dioses del mar por la buena travesía. Las escuderas de Sigrid se despedían de sus hombres con ojos llorosos. Allí, con ella, se quedaban casi trescientas mujeres, madres, hijas, sobrinas y nietas que se despedían de las personas que amaban para quedarse con su señora.

Sigrid se despidió de varios conocidos y se dirigió a Olaf, que estaba en la popa de su drakkar.

— ¿Seguro que no quieres venir? — Sigrid negó con la cabeza — ¿Qué diría tu padre si te viera ahora? Los dos sois iguales.

— ¿Iguales? — Preguntó Sigrid, sentándose sobre unas cajas de provisiones.

— Ajá. Cuando tus padres se conocieron Einar hizo cosas innombrables por estar al lado de tu madre. Helmi y él lucharon espalda contra espalda en innumerables ocasiones donde todo parecía perdido — Olaf acarició la mejilla de Sigrid, su gran pecho subía y bajaba — A los tres nos cuesta creer que nuestra pequeña niña se haya vuelto toda una mujer — Olaf miró más allá de Sigrid — El Deshuesado te está esperando.

Ella se dio la vuelta.

Ivar esperaba, sentado sobre una roca en el linde del bosque, con su carro al lado.

— No te vayas aún, Panzón.

La estruendosa risa de Olaf hizo callar a los pájaros.

— No lo haré. Partimos mañana por la tarde. La mar está revuelta — Sigrid asintió — Antes de que te vayas...¿Qué pasa con Elisif? La pobre ha estado llorando sin parar desde lo de Daven.

Sigrid lo sabía. Ella había estado consolando a la viuda de su hermano desde que murió. Elisif era puro amor, nada en ella había que fuese mal, siempre sonreía, siempre ayudaba a otros y ahora era como un espíritu que se ahogó en lágrimas.

— Se quedará conmigo — Dijo la princesa — Estará más a salvo.

— Sigrid quiero que recuerdes algo...eres la heredera de Alvheim ahora ¿sabes qué significa — Claro que lo sabía, significaba que cuando el rey Einar muriese ella se convertiría en reina y su heredero sería Jensen pues era el gemelo que nació primero. No estaba preparada para ser reina, no lo deseaba pero no le dijo eso a Olaf, conocía su deber.

La Edda de Ivar el DeshuesadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora