Capítulo 28

339 52 43
                                    


Odalyn observó atenta a Nina, quien se maquillaba con esmero delante del espejo de su tocador. No solo había aplicado demasiado delineador y sombra dorada sobre sus párpados, también sus pestañas se veían más generosas, sus labios rojos y la piel lisa de sus largas piernas tenía un toque nacarado bastante llamativo.

A su lado, se sintió insípida.

—¿Crees que me veo bien? —preguntó tras soltar un bufido.

Nina, que conocía de las inseguridades que una chica podía tener a los veinte, le sonrió a través del espejo.

—Eres hermosa, Odalyn. No lo dudes.

—No es eso, es que... Bueno, nunca he ido a un club nocturno y siento que no encajaría ahí.

Para enfatizar el punto de su argumento, se señaló la playera azul cielo, los jeans blancos y los zapatos de piso que en nada se comparaban con la blusa dorada de lentejuelas, el short estrecho de imitación de cuero y los botines negros que hacían a Nina más alta de lo que ya era.

—De haber sabido que me haría falta —continuó, mirándose las uñas cortas—, habría comprado ropa apropiada para las celebraciones especiales.

Nina la miró con el ceño fruncido.

—No es tan especial, pero sí, debiste elegir algo más llamativo. Vamos, busquemos en mi armario.

Odalyn estuvo a punto de objetar debido a que no creía posible que cualquier prenda de ella le quedara, sus cuerpos eran muy distintos. No obstante, Nina sacó un blusón negro que le quedó como un vestido con el que no pasaría desapercibida. Le acomodó un cinturón de cadena a la altura de la cadera y, pese a que no hubo más remedio con los zapatos que usar los que ya llevaba, le aplicó máscara de pestañas y un labial rosa que no contrastaba mucho con el de los propios labios de la señorita.

—El problema es que necesitas más color —le dijo, empujando desde dentro su carrillo con la lengua, al tiempo que le alborotaba el cabello. Por fortuna, pensó, su nuevo corte le permitía adquirir cierto volumen sin que se cayera por el peso excesivo—. Blanca tu piel, claros tus ojos y cabello... —Chasqueó la lengua con divertida desaprobación—: No, compensa eso con la ropa. ¡Verás que varios chicos se fijarán en ti!

Le guiñó un ojo al finalizar su labor.

—No estoy muy segura de querer eso, ¿sabes?

—Bueno —respondió Nina, guardando todo tu maquillaje en una cosmetiquera demasiado pequeña. A duras penas pudo cerrar la cremallera—, al menos Einar lo hará.

Ya fuera por las ganas de desahogarse, o porque la confianza con su amiga había incrementado a lo largo de esas semanas, Odalyn exhaló y dejó que su torso cayera sobre la cama.

—¡Ha estado raro! Desde que me corté el cabello evita mirarme más de lo necesario y... No lo entiendo.

—¡Es un hombre! Son fáciles de entender.

—Él no. ¡Es tan críptico!

Nina se probó unas cuantas pulseras, como si en realidad no prestara atención a la conversación.

—No es necesario conocer a alguien en específico. Todos pertenecen a una clasificación que, en general, es un conjunto de características habituales. Einar, por ejemplo, es del tipo de hombres que no expresarán sus sentimientos en palabras porque no son buenos con eso, pero si notas sus acciones, ahí lo descubrirás.

"Es callado y analítico, lo que nos dice que sabe escuchar y que piensa más de lo que habla. Se preocupa por ti y te protege, aunque también te da libertad para interactuar con los demás; eso es bueno, puesto que no es un machista opresor. Sonríe poco, pero cuando lo hace es honesto, en especial cuando el gesto lo dirige a ti; eso da más confianza que alguien cuya afabilidad es perpetua.

Hessdalen: ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora